Youssef Al-Qaradawi, el predicador más famoso del mundo árabe-suní, que presentó un programa en el canal Al-Jazeera seguido por millones de fieles, murió en Doha, Qatar, el 26 de septiembre de 2022, a la edad de 96 años. Presidente de la Unión Internacional de Ulemas Musulmanes (Académicos) y líder del Consejo Europeo para Fatwa e Investigación, un grupo de expertos islámicos con sede en Dublín, ejerció un magisterio sin igual, durante varias décadas, en los círculos teológicos sunitas.
Viniendo de la Hermandad Musulmana egipcia pero viviendo en Qatar desde la década de 1960, el «Muftí mundial» – título de un estudio dedicado a él (Muftí mundial. El fenómeno de Yusuf al-Qaradawipor Jakob Skovgaard-Petersen y Bettina Gräf, Hurst & Company, 2009) – fue también uno de los activos clave del pequeño emirato del gas, cuyo ascenso diplomático acompañó, en particular su controvertida participación en la “primavera árabe” .
La encarnación de la ortodoxia islamista
Tras la abdicación, en junio de 2013, del jeque Hamad Ben Khalifa Al Thani en favor de su hijo Tamim, decisión concomitante del derrocamiento del presidente egipcio Mohamed Morsi, también de la fraternidad, Qatar reorientó su política exterior de forma menos favorable a los «Hermanos» y le pidió a Youssef Al-Qaradawi que fuera más discreto. Si bien el nuevo monarca continuó, en los años siguientes, mostrándole consideración, el predicador tuvo que detener su transmisión.
Alternativamente cortejado por las autoridades francesas, conscientes de su poder de influencia, luego estigmatizado, debido a varios sermones sulfurosos.
Encarnación de la ortodoxia islamista, conservadora en materia de moral pero hostil a los excesos de los salafistas, Al-Qaradawi fue a su vez cortejado por las autoridades francesas, conscientes de su poder de influencia, luego estigmatizado, a causa de varios sermones sulfurosos, en particular uno de ellos donde exaltó el castigo administrado por Hitler a los judíos. Una declaración violentamente antisemita, realizada en enero de 2009, en medio de una ofensiva israelí contra la Franja de Gaza.
En 2012, poco después de la masacre de Toulouse, perpetrada por Mohammed Merah, y en plena campaña electoral, el presidente Nicolas Sarkozy declaró a Al-Qaradawi persona non grata en territorio francés. El jeque tuvo que renunciar a asistir al congreso anual de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia, una reunión en Le Bourget en la que había participado unos años antes.
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