Desde la primera cumbre entre la Unión Europea (UE) y China en 1998, pocas veces la incomprensión entre ambas partes ha sido tan manifiesta. Los europeos querían asegurarse de que China no brinde ayuda a Rusia y no le permita eludir las fuertes sanciones que tiene contra ella, durante una cumbre virtual con el primer ministro chino, Li Keqiang, y luego por segunda vez con el presidente, Xi Jinping, viernes 1ejem abril. ¿Han obtenido los líderes de las instituciones europeas la más mínima garantía de sus interlocutores? Las pocas preguntas raras que los periodistas pudieron hacerles al final de esta discusión fueron suficientes para indicar que la respuesta fue negativa.
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, dieron respuestas evasivas, a falta de un compromiso claro por parte de los líderes de Pekín. “El Primer Ministro y el Presidente reiteraron su voluntad de comprometerse con la paz y la seguridad, indicó el Presidente del Consejo. Esperamos que nuestros argumentos hayan sido escuchados y que China tenga en cuenta la cuestión de su imagen y la importancia de sus relaciones con Europa. »
El comunicado de prensa chino publicado al final de la reunión entre el presidente Xi Jinping y los europeos solo menciona una vez “crisis ucraniana” y lo relativiza, situándolo en un contexto marcado por el Covid-19 y una recuperación » difícil « de la economía mundial.
“Rival sistémico y competidor estratégico”
En Bruselas, la reunión terminó con un breve comunicado de prensa de los líderes europeos en solitario. Subrayaron la responsabilidad particular de China, “actor mundial”, miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y potencia que mantiene estrechas relaciones con Moscú. Expresaron su «vigilancia» en cuanto a la ayuda financiera, militar o por la compra de hidrocarburos que Pekín podría traer a Rusia pero, en este momento, su entorno afirma no tener ninguna prueba tangible al respecto.
Para convencer a sus interlocutores de que les conviene preservar un mundo pacífico y relaciones equilibradas con la Unión Europea (UE), se necesitaban otros argumentos. Desde un punto de vista económico, un recordatorio: China exporta unos 462.000 millones de euros de mercancías a Europa anualmente, es decir, alrededor del 15 % del importe total de sus exportaciones, mientras que solo el 2,4 % va a Rusia. Claramente, la prueba del apoyo efectivo a Moscú podría tener un costo para la economía china. Y, añade un diplomático de Bruselas, por el presidente Xi, que deberá ser reelegido en octubre.
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