Imparable, el ciclista esloveno Tadej Pogacar gana la Flèche Wallone y enfila un triplete histórico


Y al final, fue Tadej Pogacar quien ganó: el nuevo caníbal del ciclismo ganó su primera Flèche Wallonne, el miércoles en lo alto de la pared de Huy, y dio un paso más hacia un cuadro lleno en las carreras de las Ardenas. Déjà vainqueur de l’Amstel Gold Race dimanche dernier, le Slovène, une nouvelle fois intouchable, tentera de réaliser le triplé ce dimanche à Liège-Bastogne-Liège, un exploit réalisé seulement par l’Italien Davide Rebellin en 2004 et le Belge Philippe Gilbert en 2011.

«No miro demasiado las estadísticas, solo hago lo mío. Sería increíble ganar los tres, pero la carrera más dura aún está por llegar», comentó el corredor de los EAU, quien produjo su esfuerzo después de un ataque de Romain. Bardet (9º), uno de los tres franceses en el Top 10 junto a Victor Lafay (6º) y Warren Barguil (10º). Pogacar aplastó entonces los pedales con toda su potencia en la parte final de la terrible pared (1,3 km al 9,6% de media) para adelantar al danés Mattias Skjelmose y al español Mikel Landa, añadiendo una línea extra en su arranque de temporada impresionante. .

12 éxitos en 18 días de competición

Antes de triunfar en Huy, el doble ganador del Tour de Francia (2020 y 2021) ganó de forma destacada la Vuelta a Andalucía, París-Niza, el Tour de Flandes y la Amstel Gold Race. Ahora tiene doce éxitos en dieciocho días de competencia en 2023, una proporción fenomenal. “Estoy feliz de estar en tan buena forma, estoy aprovechando estos momentos al máximo. Cada carrera es diferente. Ganar nunca aburre”, aseguró quien sigue construyendo, con solo 24 años, un récord digno. de los grandes campeones.

La competición espera con impaciencia que se tome un descanso tras Lieja-Bastoña-Lieja para preparar su reconquista del Tour de Francia, donde cedió su corona el año pasado al danés Jonas Vingegaard.

«Solo uno por siglo como él»

Mientras tanto, los rivales hacen caja, divididos entre la resignación y (sobre todo) la admiración. “Vamos por el segundo puesto”, resumió Mattias Skjelmose antes de rendir un increíble homenaje al esloveno. “Es quizás el mejor corredor de todos los tiempos. Solo vemos uno en un siglo como él. Lo respeto enormemente, insistió el danés. Ojalá podamos acercarnos a él pero de momento no tiene punto débil, a menos que se olvida de comer», como en la etapa de Granon que fue fatal para Pogacar en el último Tour de Francia.

«Ganar a Pogacar no era una opción. Es superior a los demás, no podemos hacer nada de momento», añadió Landa, «súper feliz» con su tercer puesto. El miércoles, Pogacar se mostró tanto más intocable cuanto que pudo contar con el enorme trabajo de su equipo en una carrera que, como en los últimos 20 años, se asentó en el último kilómetro que no habrá visto ni Benoît Cosnefroy, retirado por a la bronquitis, ni David Gaudu, obligado a retirarse.

“Nadie nos ayudó. Todo el peso de la carrera recayó sobre nuestros hombros y mis compañeros me colocaron idealmente en la final. Hicieron un trabajo increíble, casi superando nuestras expectativas”, subrayó Pogacar, en gran discusión a pie de podio con Philippe Gilbert a quien sueña con imitar el domingo. Antes de tomar un respiro, tiene un último desafío que afrontar en Lieja, en particular, enfrentarse a otro fenómeno, Remco Evenepoel, que regresa fresco como una cucaracha de un recorrido en altura, para un duelo muy esperado.



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