Tras el derrumbe, el domingo 3 de julio, de un glaciar en los Alpes italianos, » sin ninguna duda « vinculado al calentamiento global, según el jefe de gobierno Mario Draghi, Italia decretó, el lunes 4 de julio, estado de emergencia en cinco regiones del norte del país. La Roma también ha anunciado que liberará un fondo de 36,5 millones de euros para hacer frente a la sequía que azota la llanura del Po desde hace varias semanas.
El Consejo de Ministros ha aprobado el establecimiento del estado de emergencia en Emilia-Romagna, Friuli-Venezia Giulia, Lombardía, Véneto y Piamonte hasta el 31 de diciembre, anunció el Gobierno en un comunicado de prensa.
La península italiana se enfrenta a una ola de calor inusualmente temprana acompañada de escasez de lluvias, especialmente en la llanura agrícola del Po, golpeada por su peor sequía en setenta años.
30% de la producción agrícola nacional en peligro
El estado de alarma tiene como objetivo otorgar “medios y poderes extraordinarios” asegurar la ejecución de las intervenciones urgentes necesarias para garantizar la seguridad pública, la reparación de los daños sufridos por la propiedad pública y privada, así como las condiciones normales de vida de la población.
Según el mayor gremio agrícola del país, Coldiretti, la sequía amenaza más del 30% de la producción agrícola nacional y la mitad de las haciendas de la llanura del Po, donde se produce en particular el jamón de Parma.
Los lagos Maggiore y Garda tienen niveles de agua por debajo de lo normal para esta época del año, mientras que más al sur el nivel del Tíber, que cruza Roma, también ha bajado. El Po representa la mayor reserva de agua de la península, gran parte de la cual es utilizada por los agricultores.
Restricciones en el uso del agua potable
En los últimos días, varios municipios han anunciado medidas restrictivas: Verona, una ciudad de un cuarto de millón de habitantes, ha racionado así el uso del agua potable, mientras que Milán ha decidido cerrar sus fuentes decorativas.
Otra consecuencia de la sequía: la producción de energía hidroeléctrica se ha reducido drásticamente mientras que las instalaciones hidroeléctricas, ubicadas en su mayor parte en los macizos montañosos del norte de Italia, producen cerca del 20% de la energía del país.