La nueva vida bajo vigilancia del abogado franco-palestino Salah Hamouri


A principios de febrero, Olivier Pareja, un ingeniero que vive en las afueras de París, recibe una llamada de teléfono un tanto inusual. Al otro lado de la línea, un agente del Servicio Central de Inteligencia Territorial, sucesor del RG, le pregunta «una pregunta doble o abandona» : «Salah Hamouri vendrá» en la reunión pública organizada el 9 de febrero, en Versalles, por la Asociación de Solidaridad Francia-Palestina (AFPS), cual el Sr. Pareja es uno de los lideres en los Yvelines? El policía no oculta sus intenciones: si el abogado franco-palestino, expulsado en diciembre de 2022 de Jerusalén por las autoridades israelíes, es invitado al evento, será prohibido.

El organizador respondió negativamente. La reunión de la AFPS, dedicada a la presentación del informe de Amnistía Internacional que califica el régimen al que están sometidos los palestinos como«segregación racial», salió sin contratiempos. Pero este episodio dice mucho sobre las presiones a las que se ha visto sometido Hamouri, de 37 años, desde su llegada a Francia. Este empleado de una ONG que defiende a los presos palestinos pasó casi diez años tras las rejas israelíes, víctima del acoso político y administrativo denunciado por importantes organizaciones de derechos humanos.

Pero en algunas de las organizaciones judías, en la Asamblea Nacional e incluso dentro del ejecutivo, el nativo de Jerusalén es presentado como un agitador potencialmente peligroso. Estos ataques provocaron la cancelación de varias conferencias en las que iba a participar, incluida una organizada por el ayuntamiento de Lyon, a principios de febrero, dedicada a los treinta años de los acuerdos de paz de Oslo. «El Gobierno tolera mi presencia en suelo francés pero no quiere que hable de mi causa», lamenta a Salah Hamouri, cuya madre es francesa y cuyo padre es palestino.

«No es legítimo hablar del conflicto»

La campaña contra él se basa en dos elementos: su condena, en 2008, por un tribunal militar israelí, por participar en un oscuro complot para asesinar al rabino Ovadia Yossef, líder del partido sefardí Shass; y su supuesta afiliación al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), organización catalogada como terrorista por la Unión Europea. «Un terrorista condenado por actividad terrorista no es legítimo hablar del conflicto»insiste Simon Seroussi, el portavoz de la embajada de Israel en Francia.

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Sin embargo, la pertenencia del Sr. Hamouri a este partido no sido demostrado por las autoridades israelíes. En cuanto a las confesiones que hizo en su juicio, únicas pruebas incriminatorias que obran en el expediente, resultan de un procedimiento de declaración de culpabilidad: siete años de prisión si admitía su participación en dicha trama, catorce años si persistía en negarlo. En una carta fechada en 2011, Alain Juppé, entonces jefe de la diplomacia francesa, señaló que “las confesiones rendidas en la audiencia no fueron corroboradas por prueba alguna”.

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