Cada nuevo episodio de ola de calor revive en Francia el recuerdo de la ola de calor particularmente mortal de 2003 y hace que uno se pregunte cuántas personas mueren a causa del calor. En esencia, lo que está en cuestión es la capacidad de nuestras sociedades para adaptarse al calentamiento global. Y, como con el Covid-19, la cantidad de muertes que los ciudadanos están dispuestos a aceptar o no.
En 2022, más de 11,000 personas adicionales murieron entre 1ejem 22 de junio y agosto, en comparación con el mismo período de 2019, el último año sin una epidemia de Covid-19. El Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee), que elabora este balance en un informe publicado el 2 de septiembre, se cuida de no dar las causas precisas de estas muertes pero adelanta con cautela que estas cifras «explica[nt] probablemente por la ola de calor que se produjo a mediados de julio, tras un primer episodio de ola de calor a mediados de junio”.
En apoyo de esta hipótesis, los tres picos de mortalidad que marcaron el verano corresponden a las tres olas de calor sucesivas. “La crónica de muertes por todas las causas apunta a un primer pico alrededor del 19 de junio [puis] otro clarísimo el 19 de julio», especifica el INSEE, a lo que parece sumarse un pico en torno al 4 de agosto y otro todavía en torno al 11-13 de agosto. Al mismo tiempo, según los boletines de la agencia de salud pública francesa dedicados al seguimiento de la ola de calor, el primer episodio, sin precedentes por su precocidad e intensidad, duró del 15 al 22 de junio; la segunda del 12 al 25 de julio, con uso de urgencias más intensas del 15 al 18 de julio. Finalmente, la tercera ola comenzó el 31 de julio y terminó a mediados de agosto.
13% de aumento en julio
«Es impresionante, estas cifras de mortalidad por todas las causas son muy altas», comenta Sylvie Le Minez, jefa de la unidad de estudios demográficos y sociales del INSEE. En julio, el exceso de mortalidad ascendió a un total de más de 6.000 personas, con una media de 1.750 muertes diarias, un 13% más que en el mismo mes de julio tres años antes. La diferencia es un poco menos marcada en junio, que registró alrededor de 1.700 muertes adicionales, un aumento del 4% respecto a 2019.
Los datos de agosto son más cuestionables porque aún son provisionales. “A partir de la segunda semana de agosto, las cifras están muy claramente subestimadas; los informes aún están incompletos con respecto a los datos más recientes y, en esta época del año, pueden haber sido más lentos; además, algunos ayuntamientos transmiten sus datos en papel y hay un retraso en la introducción de las cifras”, explica Sylvie Le Minez. Los datos deberían estar consolidados a finales de septiembre.
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