Debido a que había sido condenado a dos años tras un robo en Viena en 2014 a pesar de una confesión, el georgiano mintió a los policías tras el nuevo arresto. «No fui yo», dijo el hombre de 42 años. Su mala suerte: debido a los rastros de ADN que le habían sido asignados en cinco escenas del crimen en Gänserndorf (Baja Austria) y Neufeld an der Leitha, el hombre podría ser condenado sin lugar a dudas. «Sí, fui yo», dijo el ladrón en el juicio en el tribunal regional de Eisenstadt.
El patrón era siempre el mismo. Primero tocó el timbre. Si nadie abría, ponía una bola de papel en el cilindro de la cerradura. Si al cabo de dos horas seguía allí, accedía con un destornillador y una llave inglesa y se largaba con cosas por valor de 26.000 euros para comprar droga.
Lista minuciosa de nombres
Más recientemente, fue empleado como obrero de la construcción en Polonia y viajó allí en tren. En realidad, hubiera querido ir a Italia, ya que se le prohibió permanecer en Austria después de su encarcelamiento. En este punto, el policía investigador, que estaba sentado entre los observadores del proceso, tuvo que sonreír. Reveló a la «Krone» que el georgiano ha volado a Austria nueve veces desde su encarcelamiento. Y siempre bajo un nombre diferente, que el funcionario había enumerado meticulosamente.
El ladrón en serie aceptó el veredicto de dos años y nueve meses.