Butler, lamentablemente, no ha hecho muchos dramas independientes de pequeña escala, como los que se encuentran en el programa de la sección Un Certain Regard en Cannes. Pero «Dear Frankie» es tan bueno que vale toda una carrera de ellos. Dirigida por Shona Auerbach a partir de un guión de Andrea Gibb, la película cuenta con sutileza, un sentido del lugar y un espíritu generoso, a la altura de lo mejor del cine británico de clase trabajadora.
La trama sigue a Lizzie Morrison (Emily Mortimer, también en uno de sus mejores papeles cinematográficos), una madre que llevó a su hijo sordo de nueve años, Frankie (Jack McElhone), a la ciudad costera de Greenock, Escocia, para alejarse de su abusivo ex marido Sin valor para decirle a Frankie la verdad sobre su padre, Lizzie afirma que está trabajando lejos como marino mercante. A través de una serie de coincidencias, Frankie cree que su padre finalmente ha venido a verlo, lo que obliga a Lizzie a reclutar a un hombre conocido solo como The Stranger (Butler) para que pretenda ser el padre de Frankie por un día.
Aunque ese eslogan podría haber sido algo tonto o sensacionalista, «Dear Frankie» nunca es menos que honesto y profundamente sentido. Esta película le permite a Butler hincarle el diente a un papel sorprendentemente discreto y complejo. Es cómodamente la mejor película de acción en vivo de su carrera y una razón para esperar que regrese al mundo del drama de arte y ensayo en el futuro.