Llamó a los franceses a «aceptar pagar el precio de la libertad». El viernes 19 de agosto, en Bormes-les-Mimosas (Var), Emmanuel Macron marcó la pauta: los temas económicos y sociales ocuparán la agenda política en otoño, en un contexto de inflación persistente y las repercusiones del conflicto en Ucrania. “Entre las incertidumbres en el tema del poder adquisitivo y el crecimiento, y las reformas a implementar ante la falta de una mayoría en el Parlamento, el inicio del nuevo año escolar no será fácil para el gobierno”resume Philippe Martin, el vicepresidente del Consejo de Análisis Económico, un grupo de expertos adjunto a Matignon.
El otoño también debe marcar el verdadero puntapié inicial del segundo mandato de cinco años de Emmanuel Macron. Aquí nuevamente, los próximos meses serán decisivos. ¿Conseguirá el Ejecutivo aprobar las reformas que suponen alcanzar los dos principales objetivos de política económica prometidos por el Jefe de Estado para 2027: el pleno empleo y un déficit público reducido a menos del 3% del producto interior bruto (PIB)? “Podemos avanzar hacia el pleno empleo, pero debemos seguir realizando las reformas imprescindibles”recordó en su entrevista del 14 de julio.
Entre ellas, la reforma del seguro de desempleo, destinada tanto a hacer un ahorro presupuestario como a animar a la gente a volver al trabajo, prevé modular las asignaciones de las personas afectadas según la salud de la economía, sin que se conozcan todavía los criterios precisos. Un principio que molesta a los sindicatos. La reforma de las pensiones, aún prevista para entrar en vigor en el verano de 2023, también promete acalorados debates, mientras que la de la renta activa solidaria (RSA) deberá probarse en varios departamentos. Si bien la oposición pretende ser escuchada, las próximas semanas prometen estar sembradas de trampas para el presidente y su equipo, a quienes debía reunir para un primer consejo de ministros, el miércoles 24 de agosto.
La trampa de los precios altísimos
Estuvo en el centro de los primeros textos parlamentarios del verano: los precios altísimos, en particular los alimentos y la energía, seguirán ejerciendo presión sobre el ejecutivo. Los más de 20.000 millones de euros de medidas votadas -no sin dificultad- este verano para apoyar el poder adquisitivo (bonificación de carburantes, bono de vuelta al cole, revalorización de los mínimos sociales, escudo tarifario en gas y electricidad, aumento del techo de exención fiscal de las horas extraordinarias… …) ¿serán suficientes para calmar las preocupaciones de los franceses? Nada es menos seguro. Si bien los precios en las gasolineras han bajado, la inflación superó el 6% en julio.
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