Los europeos se preparan para un invierno sin gas ruso


Todavía no es pánico entre los europeos, pero empieza a parecerlo. Porque, en materia energética, Moscú es el dueño de los relojes, que raciona sus envíos de gas al Viejo Continente, lo vende a precios desorbitados y gota a gota su energía fósil. El lunes 11 de julio, la empresa rusa Gazprom iniciará una operación de mantenimiento del gasoducto Nord Stream 1, que los privará en gran medida de sus servicios. Es un ejercicio de rutina. Pero, de París a Berlín, pasando por Roma, preocupa que a su término, el 21 de julio, el gigante ruso tome el pretexto de tal o cual problema para interrumpir por completo sus suministros.

El invierno, en este caso, podría ser duro, ya que antes de que el presidente ruso Vladimir Putin decidiera invadir Ucrania el pasado 24 de febrero, el gas ruso representaba el 40% de las importaciones de la Unión Europea (UE). Según un estudio del think tank Bruegel publicado el 7 de julio, los Twenty-Seven deberían reducir su consumo de gas en un 15% con respecto a antes de la guerra, si Moscú interrumpiera sus entregas, y esto en el caso de que la temporada no lo hiciera. ser demasiado riguroso. Para Francia y sus vecinos italiano y español, que están bien interconectados, el caso no tendría ninguna consecuencia. En cambio, para Alemania supondría una caída del 29% en su demanda y para los países bálticos del 54%.

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“Debemos estar preparados para más interrupciones en el suministro de gas, o incluso un cierre total de Rusia”advirtió Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, frente al Parlamento de Estrasburgo, el pasado 6 de julio. «No sería una gran sorpresa si [Gazprom] decir: «No podemos reiniciar [Nord Stream 1]se detectó un problema durante las operaciones de mantenimiento”había alertado a Robert Habeck, el vicecanciller alemán, el 30 de junio. “Putin nos dirá: siempre puedes usar Nord Stream 2”teme un alto funcionario, mientras que Berlín, después de dilatarlo durante mucho tiempo, finalmente ha decidido no poner en servicio el nuevo gasoducto.

Entregas recortadas o reducidas

Una cosa es cierta, nadie en Europa hoy habla de un embargo de gas. Hasta finales de mayo, la cuestión animó sin embargo los debates entre los que, como Polonia o los Estados bálticos, consideraban inadmisible que los Veintisiete financiaran la guerra de Vladimir Putin comprándole hidrocarburos, y los que, como Alemania, temían las consecuencias de tal sanción en su economía.

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