La policía y los fiscales están profundamente preocupados por la seguridad de la princesa Amalia y el primer ministro Mark Rutte después de que nuevas pruebas sugieran que los presuntos miembros de la mafia pueden estar atacando a cualquiera de ellos. Los funcionarios temen un ataque o un intento de secuestro, por lo que han reforzado significativamente las medidas de seguridad para la princesa y el político.
Por ello, la joven de 18 años tuvo que abandonar la residencia de estudiantes de Ámsterdam, a la que se había mudado recién en septiembre. Ahora ella está detrás de las paredes seguras del palacio real Huis Ten Bosch en La Haya. Pero la normalidad está muy lejos. Según la revista suiza 20min, Amalia no puede dejar el cuidado del palacio por el momento, ni para citas oficiales ni para actividades de ocio. En cualquier caso, no participará en ningún acto oficial de la familia real hasta finales de octubre.