Mujeres jóvenes del call center Assu 2000 de Tánger testifican sobre acoso sexual institucionalizado


EncuestaTras el encarcelamiento en Francia de Jacques Bouthier, exjefe de Assu 2000, una importante empresa de corretaje de seguros, “Le Monde” se reunió con empleados marroquíes que testificaron sobre la violencia sexual impuesta por el director general.

Esa noche, en la cornisa de Tánger, Fátima (todos los nombres de las víctimas han sido cambiados) tiene miedo. A su alrededor, niños muy pequeños intentan vender paquetes de pañuelos por unos pocos dirhams. Los más grandes ofrecen dulces. Adultos, caracoles. Más cerca de ella, un hombre inerte y con cicatrices en la cara. «¿Podemos ir ahí?, Ella se preocupa. Me avisó mi abogado, me avisó la policía de Tánger, pueden pagar a un vagabundo y agredirme, y dirán que no tuvieron nada que ver, que estaba loco. » La joven de 26 años corre a toda prisa por el paseo marítimo más septentrional de Marruecos, ante el que caminó despreocupada, con la nariz al viento.

Fátima se pone máscaras en la cara y gorros en la cabeza para no ser reconocida en la calle. Mira por encima del hombro, da la vuelta a la manzana para asegurarse de que no la siguen. Su teléfono suena todo el tiempo con números que no conoce, ya no los contesta.

Desde el 21 de mayo y la acusación y encarcelamiento de Jacques Bouthier, ex presidente ejecutivo de la corredora de seguros francesa Assu 2000 -renunció el 24 de mayo- por “tráfico de seres humanos menores, violación de menores y participación en una asociación delictiva con miras a de cometer un secuestro o un secuestro en banda organizada» con otras cinco personas, Fátima cuenta la misma historia tres, cinco, diez veces al día a sus familiares, abogados, policía, medios de comunicación marroquíes y franceses. La de una joven marroquí víctima de acoso sexual por parte de una de las grandes fortunas de Francia, la de una chica de call center que creyó en una vida mejor incorporándose a los batallones de trabajadores especializados del terciario de Tánger.

Una de las cuatro mujeres marroquíes que presentan una denuncia contra Jacques Bouthier, ex-CEO de Assu 2000, en Tánger (Marruecos), el 17 de junio de 2022.

El café Technopark de Tánger zumba como una cafetería universitaria. Los estudiantes acurrucados detrás de sus computadoras portátiles siguen distraídamente sus lecciones en video. Las chicas se esconden para fumar. Cuando estaba haciendo su licenciatura en ciencias ambientales, Nour era como ellos. Como cientos de miles de jóvenes licenciados marroquíes, no ha encontrado trabajo. Cruzó la calle –vivía frente al edificio Assu 2000 en Tánger– para convertirse en call center girl. “En Marruecos, las chicas que fuman y las que trabajan en call centers tienen mala reputación. Se dice que son delincuentes, que son niñas de mala vida, mientras que para ellas el trabajo es ante todo un medio de emancipación.ella plantea como contexto.

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