Pierre Lascoumes: “El ir y venir entre la alta administración pública y las firmas consultoras ha establecido un marco intelectual común dentro de estas élites”


Pierre Lascoumes es director de investigación emérito del CNRS y del Centro de Estudios Europeos y Política Comparada de Sciences Po. Después de haber realizado trabajos en sociología del derecho, se dedicó al análisis de las políticas públicas. También se interesó por las políticas ambientales. Más recientemente, Pierre Lascoumes ha dedicado su investigación a la lucha contra los delitos financieros. En su libro más reciente, La economía moral de las élites gobernantes (Presses de Sciences Po, 240 páginas, 17 euros), vuelve sobre la forma en que los líderes políticos y económicos se liberan de ciertos principios morales apoyándose en la posición de autoridad que ocupan. Pierre Lascoumes estudia así los procedimientos retóricos empleados por varias personalidades implicadas en los recientes escándalos político-financieros, como Jérôme Cahuzac, Nicolas Sarkozy o Carlos Ghosn. En particular, muestra cómo el apego a la autorregulación en el mundo político se mantiene fuerte, a pesar de las reiteradas promesas de varios candidatos en la elección presidencial de comprometerse a fortalecer las medidas de control y transparencia.

¿Por qué nuestros líderes políticos confían cada vez más en estas consultoras?

Estos gabinetes tienen la ventaja de cumplir con varias expectativas. El primero, que siempre se adelanta, es el de su competencia en la gestión de operaciones delicadas. A pesar de las frases huecas que se encuentran en algunos de sus informes, estas firmas siguen teniendo una etiqueta de seriedad. Los análisis que aportan permiten acreditar que las acciones implementadas se basan en sólidas reflexiones. Roger Fauroux, exjefe de Saint-Gobain y exministro de Industria, lo dijo en una entrevista con Mundo (19 de enero de 1999): “El presidente de una empresa es más creíble si sus proyectos están respaldados por un estudio realizado por uno u otro de los grandes nombres del directorio. A fortiori un ministro, cuyos servicios administrativos son a veces incompletos o muy hexagonales. Con un informe de McKinsey o del Boston Consulting Group, nos encontramos un poco en la posición de Moisés bajando de la montaña con las Tablas de la Ley. »

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Esta seriedad atribuida a las grandes empresas de consultoría se debe en particular al hecho de que están presentes en la mayoría de los países industrializados, lo que les permite ejercer «evaluación comparativa», es decir, estudios comparativos más o menos fundamentados. Por lo tanto, los líderes políticos se basan en sus análisis para explicar que las reformas introducidas han producido buenos resultados en otros lugares, supuesta prueba de su eficacia. Los funcionarios electos también juegan un poco a los ventrílocuos, dejan que estos expertos digan lo que piensan en voz baja. Así, otros más que ellos son los encargados de anunciar la mala noticia: la modernización de los servicios públicos será difícil, sobre todo para aquellos a los que afecta directamente, pero es necesaria, así lo dicen los “especialistas”. También podemos ver una dependencia de las firmas consultoras de sus patrocinadores. Finalmente, los vendedores de reformas que son estas firmas colman al gobierno ya los ministerios de notas, estudios y modelos que se supone mejoran el desempeño. En definitiva, siempre tienen algo que ofrecer a los líderes políticos, deseosos, como sabemos, de compromiso y dinamismo.

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