¿Por qué la inflación puede generar ansiedades profundas? El psicoanalista Claude Halmos responde


tun Incremento del 6% en los precios al consumidor en un año, registrado en enero de 2023 y, en el caso de los alimentos, superior al 13%. Estas cifras hablan de una de las profundas dificultades a las que se enfrentan hoy los franceses, en su mayoría. Dificultad particularmente penosa ya que afecta a su vida en lo más cotidiano y, sobre todo, lo más esencial: disponer de gasolina suficiente para ir al trabajo, tener acceso, para sus hijos como para ellos, a una alimentación suficiente y suficientemente equilibrada, a productos de higiene.

Sin embargo, si estas cifras se encuentran regularmente en las secciones de Economía y Sociedad de las revistas, rara vez aparecen en su sección Psy. Y esta ausencia es reveladora, porque demuestra, una vez más, que, si juzgamos la vida material de las personas como susceptible de generarles un estrés importante, no consideramos que pueda suscitar, por otra parte, profundos trastornos psicológicos. daño. Como si el psiquismo de los seres sólo pudiera ser afectado superficialmente por la realidad de su existencia, y como si, por tanto, esta realidad no fuera lo bastante importante para que el “psy” la tuviera en cuenta.

Esta errónea concepción del psiquismo está cargada de consecuencias para los individuos, a los que deja presas de un sufrimiento del que, al no comprender el origen, no pueden reconocer la legitimidad ni defenderse. Pero también está plagado de consecuencias para la sociedad, porque esta visión de las cosas, siendo generalmente compartida por los políticos, les resulta difícil medir las repercusiones políticas y sociales que pueden tener los repetidos ataques a las condiciones de vida de los ciudadanos.

¿Por qué la inflación nos desequilibra?

El papel que juegan nuestras condiciones de vida en nuestro equilibrio psicológico es comparable al que juega, para nuestro equilibrio postural, el suelo sobre el que nos movemos. Si este suelo es estable, permite que nuestro cuerpo, sin que tengamos que pensar en ello, encuentre un equilibrio. Y con ello, una estabilidad que nos da una sensación de seguridad que nos es imprescindible.

Por el contrario, si el suelo no es estable, nos obliga a buscar constantemente nuevos soportes para nuestro cuerpo. Esta búsqueda, siempre costosa en energía, porque requiere una vigilancia permanente, puede generar a la larga, además de importantes molestias, desequilibrios posturales muy dolorosos y muy incapacitantes.

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