De hecho, el Príncipe Harry y Meghan solo asistieron a un evento oficial, Misa en la Abadía de Westminster. Pero a primera vista no había señales de mal humor. Por el contrario, se podía ver al príncipe jugando. El biógrafo Levin lo ve de otra manera: «Lo que estaba muy claro para mí ese día era la ira de Harry. Él tiene sus emociones en su rostro y se veía absolutamente enojado», dijo.
Ella cree que conoce una posible razón de su frustración. «Creo que estaba muy, muy triste porque fue ignorado en gran medida. Todavía cree que merece una disculpa». “Lo que encuentro realmente interesante es que pudo haber sentido cualquier cosa. No sé si se dio cuenta de lo que había dejado aquí».