Como muchos actores jóvenes, Thora Birch se interesó en asumir el nuevo desafío de actuar en el escenario. En 2010, la actriz de 28 años fue contratada para una producción fuera de Broadway de «Drácula», en la que interpretó a Lucy, una de las desafortunadas víctimas de Drácula. Pero apenas unos días antes de la inauguración del espectáculo, se supo que Birch había sido despedido. El director, Paul Alexander, se apresuró a reconocer que su despido no era un reflejo de su actuación, sino más bien de la presencia dominante de su padre Jack Birch detrás de escena. Había sido una presencia constante en los ensayos, lo cual era bastante inusual y perturbador, pero la gota que colmó el vaso fue cuando supuestamente amenazó a uno de los compañeros de reparto de su hija por tocarla durante una de sus escenas juntos.
Aunque el padre de Birch afirmó que solo estaba tratando de «transmitir el malestar de Thora» con el gesto íntimo, el revuelo que esto causó fue suficiente para que la producción reemplazara a la actriz por su suplente. Afirmó que el despido la tomó por sorpresa y le dijo a The New York Times: «Durante tres semanas estuve haciendo lo mío, y todo lo que escuché fue positivo, que el trabajo que estaba haciendo era maravilloso. Tal vez sea algún tipo de malentendido. Es decir, no había habido tensiones, todo iba de maravilla. Luego el viernes simplemente me pidieron que saliera del edificio».
También continuó defendiendo a su padre, diciendo: «Mi papá es mi apoyo y es el mejor apoyo que podría tener». Desde la producción de «Drácula», no ha intentado ningún otro trabajo teatral.