26 de octubre de 2022: Un Elon Musk risueño, con un fregadero en la mano, entra en la sede de Twitter en San Francisco (California). Después de varios meses de un culebrón increíble, el hombre más rico del mundo (en ese momento) se prepara para cerrar la compra de la red social, por 44 mil millones de dólares (41,6 mil millones de euros), y tomar posesión de la plataforma.
En meses anteriores, El creador de SpaceX había esbozado su visión de relanzar la empresa del pájaro azul y asumió toda una serie de compromisos. Un año después, estas promesas, como suele ocurrir con Elon Musk, en realidad no se han cumplido.
Transparencia muy relativa
Elon Musk lo dijo una y otra vez antes, durante y después de la adquisición de Twitter: la transparencia es la virtud cardinal que condiciona todas las demás, particularmente para una red social. Bajo su liderazgo, la plataforma iba mostrar sanciones de moderación con total transparencia, e iba a hacer público el código fuente de sus algoritmos.
Twitter, rebautizado como X en julio, ha publicado parte del código informático utilizado por sus herramientas de clasificación y recomendación de mensajes, aunque esta publicación es parcial y el código es difícil de analizar. Pero en otros puntos, Elon Musk ha dado un gran paso atrás: la empresa ha dejado de revelar ciertos indicadores numéricos, como los datos –ya incompletos– sobre su moderación, proporcionados anteriormente a la Unión Europea (UE).
Sobre todo, el multimillonario ha demostrado, durante el año pasado, una concepción de la transparencia bastante particular, incluso partidista. En diciembre de 2022, dio acceso a un puñado de periodistas, seleccionados por él y todos conservadores o libertarios, a documentos y mensajes internos de la empresa de la anterior dirección. Estos “Archivos Twitter”, como los llamó entonces, deben demostrar que sus precursores censuraron a los usuarios conservadores y respondieron favorablemente a las solicitudes del gobierno estadounidense mucho más allá de lo que exigía la ley.
Los artículos publicados revelan muchos errores de juicio y decisiones cuestionables por parte de altos funcionarios de Twitter, así como demandas posiblemente escandalosas por parte del gobierno federal estadounidense. Pero la mayor parte de la información contenida en los “Archivos Twitter” ya era conocida.
Desde estas publicaciones, Elon Musk no ha realizado ninguna operación de transparencia en su red social: todo el personal del departamento de comunicación ha sido despedido y la empresa ya no responde a ninguna petición de los medios. Durante varios meses, cada correo electrónico enviado a su servicio de prensa recibía una respuesta automática con un emoji de “caca”.
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