Cientos de manifestantes vestidos de rojo marcharon hacia el edificio presidencial de Sudáfrica en Pretoria el miércoles (24 de agosto) en una huelga nacional ante el llamado del sindicato más grande del país para denunciar el aumento de la inflación y los recortes de alimentos.
Los manifestantes bloquearon las carreteras en la capital sudafricana mientras marchaban hacia Union Buildings, donde se encuentra la presidencia, pidiendo al gobierno que impida “un colapso de la economía” y denunciando el aumento del costo de vida.
«No podemos respirar»resumió Zwelinzima Vavi, secretaria general de la Federación de Sindicatos de Sudáfrica, presente entre los manifestantes. «Al menos 14 millones de personas se ven obligadas a saltarse una comida todos los días porque no tienen suficiente para poner en su plato», agregó. El llamado a la huelga general, que llamó la atención del mundo político en Pretoria, fue menos seguido en las ciudades más pequeñas del país.
Sudáfrica, la principal potencia industrial del continente, sufre un alto desempleo, una inflación récord y cortes de energía provocados por apagones y escasez de capacidad energética del proveedor público Eskom.
Inflación récord en 7.8% durante un año
«Es una batalla social», comentó Mike Shingange, Director Adjunto del Congreso de Sindicatos de Sudáfrica. Sin ninguna acción, “Nuestro futuro está condenado, el futuro de nuestra juventud está condenado. Tenemos que luchar ahora”agregó.
Los sindicatos acusan al gobierno de mimar a la élite y privilegiar los intereses corporativos sobre los intereses del sudafricano promedio. El ministro presidencial de Sudáfrica, Mondli Gungubele, quien se reunió con los manifestantes, dijo que los problemas que plantearon deberían abordarse primero.
El miércoles, la agencia nacional de estadísticas, StatsSA, informó una inflación récord de 7,8% interanual en julio, su nivel más alto en 13 años, impulsada principalmente por el aumento de los precios de los alimentos, el transporte y la electricidad. El precio del pan aumentó un 13,7% y el del aceite un 36,2%.
Los sudafricanos, casi el 34% de los cuales están desempleados, también se enfrentan al aumento de los precios del combustible. Los sindicatos exigen en particular un aumento del salario mínimo, más inversión en servicios públicos como hospitales y escuelas, y un mejor transporte público.
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