Incluso con su primera película, Baz Luhrmann llegó completamente formado. «Strictly Ballroom» cuenta la historia de Scott (Paul Mercurio), un hombre que entra en la escena de las competiciones de bailes de salón en Australia y tiene predilección por realizar sus propios movimientos que la comunidad de bailes de salón considera demasiado extravagantes y escandalosos. Debido a esta infracción de las reglas, su pareja de baile rompe con él y se acerca Fran (Tana Morice), una amateur que admira mucho su bravuconería.
Esta fue una historia en la que Luhrmann comenzó a trabajar como producción teatral allá por los años 80 en la universidad, y está muy claro cuán similar es Scott, el personaje principal, al propio Luhrmann. El estilo, el drama, la ruptura de reglas. Todo eso está en el ADN de Luhrmann y se puede ver en cada una de sus películas. Aunque la historia se originó antes de que se conocieran, también se puede trazar una línea bastante fuerte entre Fran y Catherine Martin, su colaboradora más cercana en el trabajo y la vida. Todo lo que quieres saber sobre la mentalidad artística de Baz Luhrmann está en «Strictly Ballroom», y el resto de su filmografía es sólo una extensión y expansión de esa misma mentalidad.
Esta película fue realmente la única vez en su carrera cinematográfica en la que Luhrmann trabajó con un presupuesto reducido y, a pesar de esas limitaciones, encontró formas de maximizar cada fotograma. En ninguna parte esto es más evidente que en las secuencias de baile, que siguen siendo igual de emocionantes 31 años después. No es una película perfecta. Se puede decir que quiere eliminar algunas de esas limitaciones para poder volverse loco, pero como primer largometraje, cualquiera estaría orgulloso de tener esto como su tarjeta de presentación para su carrera.