Todos quieren los datos del campo de batalla de Ucrania


En cambio, Ucrania quiere usar los datos que se recopilan para su propio sector de defensa. “Después de que termine la guerra, las empresas ucranianas irán al mercado y ofrecerán soluciones que probablemente nadie más tenga”, dice Bornyakov.

En los últimos meses, Ucrania ha estado hablando de sus ambiciones de aprovechar sus innovaciones en el campo de batalla para construir su propia industria de tecnología militar.

“Queremos construir una industria de tecnología de defensa muy fuerte”, dice Nataliia Kushnerska, líder de proyecto de Brave1, una plataforma estatal ucraniana diseñada para facilitar que las empresas de tecnología de defensa presenten sus productos al ejército. El país todavía quiere asociarse y cooperar con empresas internacionales, dice, pero hay un énfasis creciente en las soluciones locales.

La construcción de una industria nacional ayudaría a proteger al país de futuras agresiones rusas, dice Kushnerska. Y los ucranianos tienen una mejor comprensión de la dinámica del campo de batalla que sus contrapartes internacionales. “Tecnologías que cuestan una gran cantidad de dinero, hechas en [overseas] laboratorios, están llegando a la línea del frente y no están funcionando”, dice ella.

Brave1, que estuvo abierto exclusivamente a empresas ucranianas durante sus primeros dos meses de existencia, no es el único intento del país de construir una industria local. Kushnerska describe conferencias tecnológicas secretas, a las que asisten ejecutivos tecnológicos ucranianos y funcionarios del Ministerio de Defensa, donde pueden tener lugar debates sobre lo que necesitan los militares y cómo pueden ayudar las empresas. En mayo, el parlamento de Ucrania votó a favor de una serie de exenciones fiscales para los fabricantes de drones, en un intento por alentar a la industria. Esos esfuerzos del gobierno, combinados con la enorme demanda de drones y la motivación para ganar la guerra, están creando industrias completamente nuevas, dice Bornyakov. Afirma que el país ahora tiene más de 300 empresas que fabrican drones.

Una de esas 300 empresas es AeroDrone, que comenzó como un sistema de fumigación de cultivos con sede en Alemania. En el momento de la invasión a gran escala, el fundador ucraniano de la empresa, Yuri Pederi, ya se había mudado de regreso a su país de origen. Pero la guerra lo inspiró a darle un giro al negocio. Ahora los drones, que pueden transportar cargas pesadas de hasta 300 kilogramos, están siendo utilizados por el ejército ucraniano.

“No sabemos lo que llevan los militares”, dice Dmytro Shymkiv, socio de la empresa, que fue subjefe de gabinete de Petro Poroshenko, el presidente ucraniano que precedió a Zelenskyy. Puede alegar ignorancia sobre lo que transportan los drones de AeroDrone, pero la compañía recopila grandes cantidades de datos (hasta 3000 parámetros) en cada vuelo. “Somos muy conscientes de lo que sucede con cada equipo a bordo”, dice, y agrega que la información sobre volar mientras está atascado o en diferentes condiciones climáticas puede reutilizarse en otras industrias o incluso en otros conflictos.

Aerodrone ofrece un vistazo de las futuras empresas que describe Bornyakov. Armada con esos datos, la compañía ve una amplia gama de opciones para su futuro una vez que termine la guerra, tanto militares como civiles. Si puedes volar en una zona de guerra, dice Shymkiv, puedes volar a cualquier parte.



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