Los disturbios de noviembre en Linz o de Nochevieja en Viena todavía son bien recordados por muchos. Los jóvenes, a menudo con antecedentes migratorios o con estatus de asilo, han dejado un rastro de devastación, con secuelas judiciales. 46 de los alborotadores de Linz ahora serán privados de su estatus de asilo.
Amplia discusión sobre las razones.
Muchos comentaristas y expertos en integración opinan que este alto nivel de violencia se debe a las diferencias culturales, por un lado, ya la falta de empleo significativo, por el otro. Aceptar el aburrimiento como excusa para tales excesos sin duda enviaría una señal equivocada a todos los niños y jóvenes, al igual que no abordar el problema en absoluto.