Urbanismo: la revisión del PLU de París empantanada en la Porte de Montreuil


El final del invierno marcaría el final de las negociaciones, el momento de los últimos retoques al documento, para que en primavera se pudiera presentar el texto al Consejo de París. Pero eso fue antes, cuando el Ayuntamiento de París todavía creía que podía cumplir con su calendario, por lo que el nuevo plan urbanístico local (PLU) de la capital, el texto que da las reglas para la construcción y el desarrollo, quería “bioclimático”entra en vigor lo antes posible.

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El documento está listo en un 98%, aseguran los tres componentes de la mayoría municipal: socialistas, ecologistas, comunistas. Se ha registrado el descenso del stock de oficinas. La lista de 12.000 plazas reservadas para nuevos espacios verdes, equipamientos, comercios, se detuvo. Priorizar lo que ya existe, aumentar la cuota de vivienda pública, no construir cerca de la circunvalación ante un descenso importante de la contaminación, proteger el arbolado, aumentar el espacio libre, todos coinciden. A finales de febrero, el texto no estuvo lejos de ir a votación. Quedaban tres puntos por decidir.

La altura, un tema delicado en París, es el primer punto de bloqueo. Los ecologistas se oponen ferozmente a los edificios de altura superior e incluso igual a 50 metros, un techo por encima del cual los llamados edificios “de gran altura” consumen más energía. En Levantando un resquicio legal, derribaron el proyecto de un bosque de torres, algunas a más de 180 metros de distancia, de Bruneseau Nord, una de las últimas islas urbanizables en la zona de desarrollo concertado Rive Gauche, en el 13mi distrito.

Un “corredor ecológico y de biodiversidad excepcional”

Pero la cuestión no está definitivamente resuelta para Bercy-Charenton, 80 hectáreas a lo largo de las vías del tren, al otro lado del Sena. Los 50 metros aparecieron en los primeros documentos, el alcalde ambientalista de 12mi, Emmanuelle Pierre-Marie, siguió, pero los Verdes ya no quieren oír hablar de eso. Emile Meunier y Nathalie Maquoi, dos de los principales negociadores del partido, temen que las poblaciones se vean expuestas a niveles demasiado altos de contaminación y piden estudios de impacto en la salud en profundidad.

El futuro del pequeño cinturón, la antigua vía férrea que rodea la capital, por la que ya no circulan trenes, es el segundo punto de tensión. Desde hace varios años, un acuerdo vincula a la Ciudad de París con la SNCF. El acuerdo reafirma la vocación ferroviaria del recinto, insiste en “la reversibilidad de los desarrollos”, en caso de que los trenes vuelvan a pasar, al mismo tiempo que enfatiza la “papel como corredor ecológico y de biodiversidad excepcional” que ella juega.

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