Vivienda: el rompecabezas para que los estudiantes encuentren un alquiler a medida que se acerca el inicio del nuevo curso escolar


Margaux Fodéré, editado por Loane Nader // crédito de la foto: Magali Cohen / Hans Lucas / Hans Lucas vía AFP

El inicio del nuevo curso escolar se acerca rápidamente y en fechas diferentes según la universidad. Y para los estudiantes, es la recta final para encontrar un apartamento. Si la tarea, a primera vista, ya es complicada, lo es aún más en la capital. Allí se presentan pocas ofertas en el mercado y, cuando las hay, el precio suele ser demasiado elevado en comparación con una superficie demasiado pequeña.

Para comprender mejor la situación, Europa 1 se puso en el lugar de los estudiantes, con un micrófono oculto. Apenas pronunciadas las palabras «soy estudiante y yo…», un agente inmobiliario responde al instante: «no tenemos apartamentos en alquiler». Y con otras agencias ocurre lo mismo: «Sólo nos queda un apartamento de cinco habitaciones», o «No me queda nada, lo siento». Y cuando pruebas suerte en un sitio de anuncios, encuentras una oferta de alquiler de una T2 bis, esta vez en el este de París, a 1.190 euros al mes. Pero llegado al lugar, se produce la desilusión, porque también están allí otras cuatro personas.

Competición dura

Théophane, estudiante de tercer año de licenciatura, está busco piso para compartir. «Tuve muy pocas visitas y es que sobre todo cuando eres estudiante es muy complicado». Una vez que has entrado al edificio para ir al rellano, sigue siendo una mala sorpresa ya que otras dos personas también están esperando para ver al propietario. Y luego está el apartamento, con las ventanas ocultas por un andamio en el exterior. Por tanto, el propietario accede a hacer un gesto. «Estoy dispuesto a reducir el alquiler a 700 euros al mes hasta que terminen las obras».

El precio baja durante unos meses, pero esto no soluciona el problema del número de solicitantes. Théophane deja su expediente e informa al arrendador de su situación de estudio y trabajo, después de que este le haya preguntado por su profesión. El estudiante también pone muchas esperanzas en este apartamento. «Viví en un internado durante siete años. Así que no, estoy bien, me sienta muy bien», dice. Pero la competencia es feroz, porque muchos jóvenes activos se encuentran en la misma situación, sin olvidar las otras visitas todavía previstas.



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