Biodiversidad: apoyo “mal focalizado y muy insuficiente” para cambiar las prácticas agrícolas


La agricultura intensiva es la principal causa de la erosión de la biodiversidad, y las políticas públicas francesas y europeas no logran implementar una transición hacia un modelo alternativo, aunque existen soluciones. Esta es la conclusión a la que llegó, después de haber entrevistado a cerca de 200 personas (investigadores, agricultores, miembros de asociaciones ecologistas, etc.), la misión parlamentaria de información sobre la dinámica de la biodiversidad en los paisajes agrícolas, presidida por la diputada Marne Laure Miller (Renacimiento). .

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Si no es completamente nuevo, la observación formulada es severa. Se hizo público el miércoles 24 de enero, en un momento crucial: mientras los agricultores se movilizan para denunciar sus dificultades para ganarse la vida con su trabajo, el gobierno ultima un proyecto de ley sobre el futuro del sector, cuya presentación acaba de ser posponerse. En este contexto, la misión de investigación formula unas cincuenta recomendaciones.

“Nuestro informe no va en contra de lo que exigen los agricultores, plantea inmediatamente la diputada por Alto Vienne Manon Meunier (La France insoumise), relatora de la misión junto con Hubert Ott, diputado por Alto Rin (MoDem). Existe consenso científico en que la agricultura es una fuente importante de erosión de la biodiversidad, pero los agricultores son las primeras víctimas. Y no son responsables del fracaso en implementar la transición agroecológica: son las políticas públicas las que los han dejado solos ante este desafío. »

Colapso de la biodiversidad en entornos agrícolas

En apenas unas décadas, el sector agrícola se ha transformado profundamente. La superficie agrícola media aumentó de 21 hectáreas en 1970 a 69 hectáreas, en 2020, más de cuatro de cada cinco explotaciones han desaparecido desde 1950, se han eliminado el 70% de los setos, la agricultura mixta ha disminuido, el número de agricultores se ha dividido entre cuatro en cuarenta años, y Francia se ha convertido en el segundo país europeo que más pesticidas utiliza.

Al mismo tiempo, la biodiversidad se ha derrumbado en los entornos agrícolas: las poblaciones de aves han disminuido en un 43%, más del 40% de las aguas superficiales se ven afectadas por una contaminación difusa y los suelos están cada vez más degradados. La agricultura intensiva destruye especies y ecosistemas, mediante la contaminación sistémica de todos los entornos mediante el uso de fertilizantes y pesticidas, y mediante la eliminación y degradación de hábitats. “Hay que decir que no podemos pretender preservar la biodiversidad manteniendo un modelo de agricultura intensiva”resume Ott.

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