“Cameron Woki, del RER B al Estadio de Francia”


Aristide Barraud, de 34 años, es un exjugador de rugby. Medio mosca, formado en el RC Massy, ​​jugó especialmente en el Stade français y en la selección francesa sub-20. Herido de bala durante los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París, se vio obligado a poner fin a su carrera a los 26 años. Desde entonces se ha dedicado a la escritura, el arte y la fotografía.

“He oído que para llegar a la escuela los niños caminan un largo camino. Veinte kilómetros de ida, 20 kilómetros de vuelta. En otras partes del mundo, los chicos viajan en jets privados. Encuentro en otro continente, almuerzo de negocios y vuelo de regreso.

En Massy (Essonne), los jugadores de rugby van a entrenar al RER B. Y eso lleva tiempo. Un tiempo que se extiende a lo largo de las vías y estaciones. Largo como un viaje lleno de gente en hora punta y en medio de una ola de calor. Largos como los días de entrenamiento en una semana sin partido, en pleno Mundial.

La línea RER B sale de la 93 (Seine-Saint-Denis), en el norte, y llega a la 91 (Essonne), en el sur. Riega París con habitantes de los suburbios y el rugby francés con grandes jugadores. Como antes Sekou Macalou o Yacouba Camara, Cameron Woki llegó a Massy así, por el RER B. Salir en la parada Les Baconnets y cruzar el gran complejo Massy-Antony hasta el recinto. Proviene de Bobigny, su ciudad de infancia, su primer club, donde empezó a seguir a su hermano mayor. Muy rápidamente, el rugby ocupó todo el espacio, y además le impidió hacer travesuras con las manos, a riesgo de ser pellizcado muy fuerte.

“Naturalmente por encima del resto”

Recuerdo su llegada a Massy, ​​ya alto, delgado y de aspecto diletante. Tenía 14 años y las cosas se estaban poniendo serias. Acababa de incorporarse al Pôle Espoir del instituto Lakanal, diez años después que yo.

Situado en las alturas de Sceaux (Hauts-de-Seine), a dos pasos del parque, salga en la parada Bourg-la-Reine. Luego camine durante un buen cuarto de hora, entre los altos árboles y las casas burguesas. En cada generación, después de selecciones drásticas para reducir el número, se seleccionan alrededor de diez jugadores. Entrenando todos los días después de la escuela. Salimos de las salas de internado el viernes para unirnos a los clubes. En mi época, un grupo entero de nosotros bajábamos al RER B antes de separarnos. Hacia el Norte, Wesley Fofana se incorporó a la PUC [Paris Université Club] – (salida por la Cité Universitaire).

Hacia el Sur, todos los demás, los chicos de Massy, ​​incluidos Mathieu Bastareaud o Mike Tadjer. (Pooker de Portugal para este Mundial). No teníamos billete. Pasamos por el torniquete, la persecución con los controladores nos calentó antes del entrenamiento.

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