India es vasta y difícil de comprender para los políticos y empresarios occidentales. Pero una cosa es segura: India no quiere ser como Occidente.
Esta primavera, cuando aún era el primer ministro británico, Boris Johnson visitó la India. Inauguró la nueva fábrica de un fabricante de excavadoras y se hizo fotografiar saludando desde una de las máquinas de construcción. La imagen terminó en las portadas de los periódicos indios y la irritación fue grande. Porque mientras se tomaba esta foto, excavadoras del mismo fabricante estaban destruyendo las casas de musulmanes, activistas y manifestantes en el norte de Delhi en nombre del gobierno indio. El mensaje: Al que se rebele, le derribarán su casa – critican organismos de derechos humanos y exjueces esta ensacadora de justicia ilegal durante meses.