Corrupción guatemalteca en uno de los ‘peores’ niveles, dice defensor del pueblo


La corrupción en Guatemala está en niveles sin precedentes bajo un gobierno «autoritario» que castiga a los fiscales y jueces que investigan el crimen organizado, dijo a la AFP el Defensor del Pueblo del país en una entrevista.

«Vivimos uno de los peores momentos» en materia de corrupción, dijo Jordan Rodas, máximo defensor de los derechos humanos en la nación centroamericana, cuyo mandato de cinco años finalizará a mediados de agosto.

Antes de irse, Rodas decidió levantar la tapa del estado de Guatemala bajo sus dos últimos presidentes, Jimmy Morales (2016-20) y el titular Alejandro Giammattei.

«Estamos bajo un régimen autoritario. Tenemos una máscara de democracia pero (es) muy frágil», dijo Rodas, quien afirma que las instituciones de Guatemala han sido «cooptadas».

Sus acusaciones se producen después de que la policía arrestara el viernes al periodista José Rubén Zamora y allanara las oficinas del periódico que fundó después de que acusara de corrupción a figuras políticas clave.

En junio, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) agregó a Guatemala a una lista de países que cometen graves violaciones de derechos humanos que incluye a Cuba, Venezuela y Nicaragua.

La CIDH acusó a Guatemala de “progresivo debilitamiento de la institucionalidad democrática” e “irregularidades en el proceso de elección de magistrados”, entre otros procesos antidemocráticos.

A principios de este año, Estados Unidos designó a Giammattei y a la fiscal general Consuelo Porras como actores corruptos.

El sábado, periodistas protestaron frente a los juzgados en el centro de Ciudad de Guatemala contra la detención de Zamora.

Rodas, de 53 años, asumió en agosto de 2017 y a la semana ya estaba en conflicto con el gobierno.

Logró evitar que Morales expulsara a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), entidad de Naciones Unidas que trabaja en conjunto con la Fiscalía de Guatemala en casos de corrupción.

La CICIG acusó a Morales de corrupción electoral, junto con aliados comerciales antes considerados intocables.

Pero si bien Morales perdió su batalla judicial con Rojas, se negó a renovar la misión de la CICIG en 2019 y las investigaciones por corrupción se paralizaron.

Rojas dijo que su relación con el gobierno era «tensa, opresiva, hostigadora».

El Estado ha tomado la delantera desde que se fue la CICIG, dice Rojas, al cooptar instituciones y erosionar la separación de poderes políticos y económicos.

Acusa al gobierno de una «estrategia bien definida» de perseguir a exfuncionarios de la CICIG y de la Fiscalía Especial contra la Corrupción (FECI) de Guatemala, así como a jueces independientes.

Varias personas involucradas en la investigación de la corrupción se han exiliado por miedo, entre ellas la exfiscal general Thelma Aldana y Juan Francisco Sandoval, exjefe de la FECI.

Sandoval, considerado por Estados Unidos como un campeón de la lucha anticorrupción, fue despedido en julio de 2021 por Porras.

Rojas dice que la comunidad internacional «podría hacer más» para combatir la corrupción en Guatemala, incluyendo sancionar a más personas, incluidos empresarios que «alimentan esta estrategia perversa».

Washington sancionó la semana pasada a otros 16 guatemaltecos, incluido el actual jefe de la FECI, Rafael Curruchiche, designado por Porras.

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