El robo del episodio 1 de White House Plumbers fue igual de caótico en la vida real


El episodio 1 de «Plomeros de la Casa Blanca» comienza con una falsificación, ya que se nos hace creer que los Plomeros están en medio del allanamiento de la oficina principal del Comité Nacional. Sin embargo, esas expectativas se subvierten cuando la pandilla se da cuenta de que trajeron las herramientas equivocadas para abrir cerraduras (las correctas están en casa, dice el cerrador). Es suficiente para darnos una idea sobre el tono que la serie encarnará, y las cosas se vuelven cada vez más tontas en el flashback de los cimientos de esta operación encubierta. Tanto Hunt como Liddy son bichos raros del más alto nivel y confían mucho en sus habilidades inexistentes como agentes encubiertos, mientras vibran juntos en su burbuja de ineptitud reflejada después de que se les encomienda la tarea de exponer a Ellsberg.

Hunt y Liddy deciden irrumpir en la oficina del psiquiatra de Ellsberg, confiados en que el denunciante les confió detalles incriminatorios durante la terapia (que creen que seguramente estarán en su archivo de paciente). Después de explorar la ubicación con disfraces descaradamente llamativos y lograr obtener un diseño de la oficina, el dúo se une a un grupo de exiliados cubanoamericanos que Hunt conoce. Estos hombres, que se autodenominan ladrones y operarios expertos, trazan un plan irrisorio sin tener en cuenta los factores básicos. Para sorpresa de nadie, estropean su intento de allanamiento hasta un grado casi desconcertante.

Si bien uno pensaría que sus contrapartes de la vida real eran más agudas que estos personajes altamente satíricos, este no parece ser el caso. Según un informe de The Washington Post, el primer allanamiento fue el comienzo de una serie de intentos ridículos y descuidados de sabotaje político que en realidad fue tan mal planeado y manejado como se muestra en la serie limitada de HBO.



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