Elogio a la transformación final y sutil de Mon Mothma en una rebelde a tiempo completo en Andor


A lo largo de la primera temporada de «Andor», hemos visto a Mon Mothma atrapada entre las apariencias y el deseo. Ella está dedicada a la Rebelión, pero no se arriesgará a perder a su familia y su posición como senadora, lo que le permite luchar contra el Emperador en terrenos oficiales. También tiene grandes problemas financieros, ya que le faltan algunos créditos de sus donaciones a la causa Rebelde, lo que la pone en riesgo de que el Imperio descubra su verdadera profesión. Su única salida parece ser vender la mano de su única hija en matrimonio a un chico al azar cuyo padre tiene mucho dinero y, presumiblemente, buenas habilidades para lavar dinero.

Pero después de darse cuenta de que su hija corre el riesgo de convertirse en una extremista y una fanática religiosa, Mon está harta. Aunque no tiene mucho que hacer en el final de la temporada 1, sus pocas escenas son bastante significativas. Primero, la vemos a ella y a su esposo Perrin saliendo de algún evento, y en un momento de acción decisiva, Mon se abre el cuello y le dice a su conductor que les dé un poco de privacidad. Desde el primer episodio del programa, Mon ha sospechado que su conductor es un espía del ISB, por lo que es plenamente consciente de que él escuchará cada una de sus palabras. Luego procede a acusar a su esposo de apostar nuevamente, a pesar de que él le prometió que nunca lo haría y de malversar su dinero.



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