«Durante las recepciones oficiales organizadas por la administración, las esposas de los funcionarios públicos fueron obligadas a quitarse el velo»explica Mahnaz Shirali. «Algunos, que no estaban necesariamente acostumbrados, que no se sentían cómodos cuando tenían la cabeza descubierta, se pusieron sombreros». Una emancipación femenina que no se observó sólo en la capital: “Irán no es un país muy rural, la población se concentra principalmente en las ciudades. Por supuesto, los códigos de vestimenta pueden cambiar: cuanto más grandes son las ciudades, mayor es la libertad. Pero incluso si en las más reducidas, el control social era más importante, fue un movimiento que se extendió por todo el país”.
Una influencia extranjera en el estilo y la forma de vida que también se observó en las películas, asegura el sociólogo. «Basta con comparar el cine iraní de la época con el cine estadounidense: podemos medir claramente la influencia de Hollywood, a pesar de un evidente colorido local».
Muy lejos de la imagen que tenemos hoy, Irán fue por tanto un país donde las mujeres adoptaron durante muchos años una forma de vida y un estilo muy cercano al que está en boga en el mundo occidental. Una época que dejó huellas en el inconsciente colectivo, tanto que ahora se fantasean las décadas que precedieron a la revolución de 1979. «Creo que hay una forma de nostalgia. Los jóvenes en particular se han formado una imagen bastante idílica de esta época, se vuelve idealizada».