La democracia, un ideal popular, pero una realidad cada vez más frágil


Ante la multiplicidad de crisis (económica, energética, climática, geopolítica, etc.) que atraviesa el mundo, ¿son siempre los sistemas democráticos los mejor armados? Sobre esta cuestión, los resultados de la encuesta realizada por la ONG Open Society Foundations en treinta países de todo el mundo, democráticos y autoritarios, y publicada el martes 12 de septiembre revelan ambivalencia. El apego a la democracia como modelo portador de valores humanistas y de libertad sigue siendo fuerte: el 86% de unas 36.300 personas encuestadas dicen que quieren vivir en un país democrático. De media, el 62% también considera que este modelo es preferible a todos los demás: Rusia y Arabia Saudita ocupan los últimos puestos en este tema.

Sin embargo, en general, la fe en la democracia parece estar debilitándose entre los más jóvenes. Si bien en 2022 la mitad de la población mundial todavía vivía en un país no democrático, según el ranking anual elaborado por El economista, una proporción significativa de los encuestados (30%) no se opondría a la instalación en su país de un líder fuerte, proclive a descuidar las elecciones libres y la representación parlamentaria. Lo que es más preocupante es que esta proporción de ciudadanos dispuestos a soportar un régimen autoritario o antiliberal es mayor entre los que tienen entre 18 y 35 años (el 35% comparte esta opinión) que entre los mayores de 56 años (el 26%). Este resultado ilustra, según los autores de la encuesta, una forma de desconfianza entre generaciones que crecieron en un mundo marcado por una sucesión de crisis.

Una fuerte minoría de los jóvenes encuestados (42%) también cree que un régimen militar es una buena manera de gobernar un país (en comparación con el 20% de las personas mayores). Naturalmente, la proporción varía según los países y, sobre esta última cuestión, Alemania, Japón e Italia parecen los más reacios, mientras que Egipto, Bangladesh y la India parecen los más entusiastas.

Miedo a la violencia política

Esta pendiente preocupante, correlacionada con el surgimiento de regímenes autoritarios en todo el mundo, llevó a Mark Malloch-Brown, presidente de Open Society Foundations, a decir: “ Nuestros hallazgos son a la vez decepcionantes y alarmantes. (…) De generación en generación, esta fe [dans la démocratie] se desvanece a medida que crecen las dudas sobre la capacidad de la democracia para mejorar concretamente la vida de las personas. » Las poblaciones encuestadas en realidad esperan más de los regímenes democráticos para responder a los problemas globales que sitúan en la cima de sus preocupaciones, a saber, la pobreza y las desigualdades (20%), el cambio climático (20%) y la corrupción (18%). En general, un tercio de los encuestados no cree que los gobiernos democráticos estén abordando adecuadamente estos problemas; El 68% quiere que los países ricos contribuyan más a ayudar a los países pobres (esta proporción cae a menos del 50% en los países más ricos) y a la lucha contra el cambio climático.

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