Un fármaco trae esperanza para la erradicación de la enfermedad del sueño


¿Está al alcance de la mano la erradicación de la “enfermedad del sueño” o tripanosomiasis africana? Esta es la esperanza que despiertan los resultados de un ensayo de fase 2, publicados el miércoles 30 de noviembre en Las enfermedades infecciosas de Lancet y según el cual el acoziborol -molécula identificada hace más de quince años por sus propiedades antiparasitarias- podría permitir tratar, en una sola dosis oral, esta fatal enfermedad. Con, como posible corolario, la erradicación de la enfermedad a corto plazo.

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Llaman la atención los primeros resultados obtenidos en unos 200 pacientes. Entre los pacientes inscritos en una etapa avanzada de la enfermedad, más del 95 % ya no mostraba ningún síntoma dieciocho meses después de una dosis única de 960 mg de acoziborol. “Y si nos ceñimos a los que han completado el protocolo, obtenemos un 98,1% de éxito, precisa Antoine Tarral, médico de la organización no gubernamental Drugs for Neglected Diseases Initiative (DNDi), que coordinó este trabajo. Estos son resultados espectaculares. » En todos los pacientes incluidos en una etapa temprana de la enfermedad, el tratamiento demostró ser efectivo, sin signos de recaída dieciocho meses después de tomar el tratamiento.

Los autores consideran además que el fármaco es bien tolerado; las cuatro muertes que ocurrieron en la cohorte durante los dieciocho meses de seguimiento son, escriben, “no relacionado con la enfermedad o el tratamiento estudiado”. Actualmente, un ensayo más grande, en 900 pacientes, con un protocolo doble ciego aleatorizado (los pacientes y los médicos que participan en el ensayo sin saber cuál de los tratamientos comparados están recibiendo o administrando) tendrá que confirmar la seguridad de la molécula.

600 casos en 2020

En su forma más común, que representa más del 95% de los casos, la enfermedad, transmitida por la mosca tsetsé, progresa lentamente. El parásito se multiplica en el tejido subcutáneo, la sangre y los ganglios linfáticos, causando dolores de cabeza, dolor en las articulaciones y otros síntomas inespecíficos. Luego, cuando el tripanosoma atraviesa la barrera hematoencefálica e infecta el sistema nervioso central, la enfermedad se manifiesta con graves trastornos neurológicos, somnolencia irreprimible y luego la muerte.

La transmisión de la enfermedad se ha reducido drásticamente en las últimas dos décadas, de casi 40 000 casos notificados en 1998 en África (posiblemente muchos más en realidad), a alrededor de 600 casos en 2020, la mayoría en la República Democrática del Congo.

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