La preocupante salud de los cines


Margaux Fodéré, editado por Laura Laplaud

En septiembre, los cines registraron su menor asistencia desde 1980. Pero además de esta caída, las salas oscuras se enfrentan a otras dificultades como la competencia con las plataformas de streaming. En consecuencia, el cine acumula problemas financieros.

Salas de cine están en apuros. En septiembre registraron su tasa de asistencia más baja desde 1980, excepto en 2020, año del inicio de la pandemia de Covid-19. Entre la competencia de las plataformas de streaming, la crisis en coronavirus y cambios de hábitos… Su salud económica es frágil.

Disminución de la asistencia

Sólo 105 millones de espectadores acudieron al cine desde principios de 2022. Una cifra que desciende un 30% respecto a 2019. Este movimiento va acompañado de un descenso de su facturación: hasta los 742 millones de euros desde enero frente a los 1.500 millones de un año normal.

Si quedan tres meses antes de que finalice el año para aspirar a subir el marcador, el objetivo aún está lejos de cumplirse.

La entrada de cine se percibe demasiado cara

Si la entrada al cine les parece cara a muchos franceses, a menudo es más barata que en otros países europeos. Costará 7,07 euros en Francia contra 9 euros en Italia e incluso 12 euros en Alemania.

Según Richard Patry, presidente de la Federación Nacional de Cines Franceses, los franceses tienen la impresión de pagar demasiado por su entrada. “Menos del 15% de los espectadores paga el precio más caro en un cine. En Francia tienes gente que paga menos de 4 euros por una entrada de cine. La gente solo ve el precio más caro”, afirma- al micrófono de Europa 1.

A las reticencias de los espectadores se suma la altísima factura energética, que puede representar hasta el 10% de la facturación de determinadas salas. Pero también el coste de modernizar los proyectores: hasta 50.000 euros por sala.



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