Por un tiempo, parecía que el romance entre NoHo Hank y Cristóbal Cifuentes (Michael Irby) sería la única relación de «Barry» que saldría intacta. Después de todo, Cristóbal denunció a sus superiores por Hank, y Hank rescató a Cristóbal de su sádica ex esposa. Esperábamos que, pasara lo que pasara con Barry, los dos pudieran cabalgar juntos hacia la puesta de sol.
Por supuesto, no fue así. Si bien ambos comienzan la cuarta temporada con la intención de volverse legítimos, con un negocio de venta de arena, cuando los antiguos contactos chechenos de Hank lo persiguen, se ve obligado a volver a sus viejas costumbres. Él sale de su nueva empresa de una manera típicamente desordenada, atrayendo a sus nuevos socios a un almacén para celebrar, antes de ahogarlos sin contemplaciones en un silo lleno de arena. Desafortunadamente, se niega a contarle a Cristóbal sobre este desarrollo, y cuando su compañero se demora para tomarse una selfie con los secuaces, termina atrapado en la trampa que se traga a todos en la habitación.
Por un momento de infarto, creemos que Cristóbal murió junto con todos los demás gánsteres, hasta que lo vemos aferrarse a la superficie, llamando a Hank antes de que él también se sumerja. Para cualquiera que sufra de claustrofobia, esta es una escena que lo desencadena instantáneamente, ya que rápidamente pierde el control, se hunde en la arena y todo se vuelve negro. Afortunadamente, lo sacan justo a tiempo, pero este momento no se siente menos aterrador por eso.