Foto: Foto de Mark Wilson/Getty Images
Nikki Haley inició su campaña presidencial con un discurso en Charleston el miércoles, un día después de anunciar su candidatura para 2024 con un video vago y descuidado. Durante su discurso, la ex gobernadora de Carolina del Sur y embajadora de las Naciones Unidas ofreció algunas ideas más específicas para alentar la transición hacia la “nueva generación de liderazgo” que dice representar. Una sugerencia de Haley es casi tan geriátrica como la vieja generación de líderes a los que le gustaría empujar hacia la salida: límites de mandato en el Congreso. Pero otra es un poco más atrevida: las pruebas de competencia mental para políticos de edad avanzada.
“En los Estados Unidos que veo, el político permanente finalmente se retirará”, dijo Haley a Politico. “Tendremos límites de mandato para el Congreso. Y pruebas de competencia mental obligatorias para políticos mayores de 75 años”.
Obviamente, esta idea juega con las preocupaciones bipartidistas sobre la capacidad de Joe Biden, de 80 años, para continuar sirviendo como presidente (aunque seguro que dio vueltas alrededor de los republicanos del Congreso en su reciente discurso sobre el Estado de la Unión). También es un golpe implícito al rival de 2024 de Haley, Donald Trump, de 76 años (aunque probablemente cree que obtendría una exención de «genio estable» si alguna vez se le impusiera una prueba de competencia mental).
Pero hay que preguntarse si Haley o sus asesores se han detenido a reflexionar sobre los otros funcionarios que pueden sentirse ofendidos por un desafío a su capacidad de servicio. Si por «más de 75» supone que Haley se refiere a todas las personas que han cumplido los 75 años, actualmente hay 16 senadores estadounidenses y 36 miembros de la Cámara de Representantes estadounidenses que tendrían que entregarse a los examinadores para la prueba. Entre los primeros se encuentra Chuck Grassley, de Iowa, de 89 años, quien se encuentra en el otro lado del estado celebrando las primeras asambleas electorales presidenciales republicanas en la nación como un coloso político. También acaba de ser reelegido para un nuevo mandato de seis años en 2022 y, presumiblemente, cree que sus electores saben más sobre su nivel de funcionalidad que un mequetrefe de Carolina del Sur.
Otros a quienes Haley y su panel médico podrían empujar a la jubilación incluyen al líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell. Y en la Cámara, el club de los mayores de 75 años incluye a Joe Wilson, miembro de la delegación del Congreso de su propio estado. Tal vez Haley quiera vengarse por el respaldo de Wilson a principios de 2024 a su compañero Trump.
Quizás la idea de la prueba de competencia mental fue solo una línea desechable en un lanzamiento presidencial (y, de hecho, una candidatura presidencial) que pronto olvidaremos. Pero es mejor que Haley tenga cuidado. Tiene 51 años y es probable que Ron DeSantis, de 44, se convierta en un rival casi tan formidable como Trump. Podría comenzar a decirles a los votantes de las primarias republicanas que no confíen en nadie mayor de 50 años.
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