Nuestro malvado juego Dark Urge BG3 continúa


Let’s Get Evil es una serie mensual para los seguidores de Eurogamer en la que Bertie arrasa los juegos siendo tan malvado como puede. Suena fácil, pero ¿lo es? ¿Y cuánta libertad ofrece cada juego en este ámbito? Sólo hay una manera de saberlo.

Bienvenido de nuevo; sonrisa malvada. Provoquemos más miseria y caos en Baldur’s Gate 3. Pero primero un resumen: ¿dónde lo dejamos? En el último episodio (estoy seguro de que habrá una adaptación televisiva en algún momento), comencé mi juego horrendamente malvado de BG3. Elegí un paladín humano para que fuera mi recipiente del mal y elegí el fondo asesino Dark Urge. Este es un trasfondo especial en BG3 que puede permitir que sucedan cosas impredecibles y asesinas mientras juegas, como cuando le corté la mano a Gale mientras la metía a través de un portal pidiendo ayuda. Lo siento Gale (aunque ¿lo soy yo?). Como cuando yo masacré a un bardo tifling inocente e indefenso mientras todos dormían en nuestro campamento una noche, y luego me reí tontamente de ello. Soy, como puedes deducir de esto, todo un monstruo.

Pero quizás te preguntes cómo diablos (o Toril, que es el nombre del mundo en el que nos encontramos) un paladín puede salirse con la suya con un acto tan monstruoso. Y harías bien en preguntar. Verás, en Dungeons & Dragons y en Baldur’s Gate 3, tales acciones tienen una consecuencia. Si rompes un juramento sagrado que has jurado mantener (en mi caso juré proteger toda la vida y los seres vivos, lo cual claramente no he hecho) serás considerado un quebrantador del juramento, lo que a su vez significa una visita del Premonitorio Caballero Rompejuramentos.





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