Sospechoso de corrupción, un policía de la PJ de Lyon es absuelto tras cuatro años de investigación


Hay algo de Jobic en este caso, que lleva el nombre de un ex comisario de la «socialité» de París, injustamente implicado a finales de los 80. Jean-Luc Enriques, 58, investigador del La brigada de represión proxeneta de la policía judicial (PJ) de Lyon, acaba de convencer a la justicia de su inocencia, tras cuatro años de investigación judicial. Tras su acusación por «corrupción», «proxenetismo agravado», «violación del secreto profesional», «ayuda a la residencia ilegal» y «asociación criminal», el policía acaba de obtener la destitución total del juez de Marsella, donde el expediente había sido desorientado, para la correcta administración de justicia.

«Las investigaciones patrimoniales relativas a Jean-Luc Enriques no permitieron demostrar que se hubiera beneficiado de una remesa de fondos o alguna ventaja, nada en su estilo de vida, su patrimonio o sus actividades permitieron objetivarlo»escribe la jueza Clara Grande, en su orden emitida el viernes 20 de mayo, que El mundo pudo consultar. Acusado de haber recibido sobres con dinero en efectivo, el ex brigadier logró demostrar la maquinación de una señora madre que había sido su informante, con la impresión de «volver del infierno».

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El asunto estalló en junio de 2018, cuando la oficina central para la represión de la trata de personas desmanteló una red de proxenetismo nigeriano, liderada por el jefe en Francia de la Confraternidad Suprema Eiye, una secta clasificada como organización criminal internacional. Se sospecha que el grupo emplea a unas doscientas prostitutas en camionetas estacionadas en el distrito Gerland de Lyon. Con todas las características de las redes de Nigeria, estructuradas en torno a madam mothers que mezclan rituales y violencia física para ejercer su dominio sobre jóvenes endeudadas tras su estancia en Europa. Además de la devolución de sus deudas, las prostitutas deberán pagar a la organización, cada semana, 250 euros por la ubicación de su furgoneta, 30 por el conductor, 10 por la gasolina, y lo mismo por el aparcamiento.

Redes complejas

Entre los sospechosos detenidos, Kate Imarhia, de 32 años, alias «Mama Zion», dijo a los investigadores de la oficina central que pagó sobres de dinero en efectivo, por al menos 5.000 euros, a Jean-Luc Enriques, a cambio de ayuda administrativa para obtener permisos de residencia para varias prostitutas que trabajan para ella. Un chofer de la organización respalda sus dichos afirmando que no asistió directamente a los supuestos descuentos. Varias prostitutas indican que tuvieron que pagar dinero al proxeneta, con su promesa de conseguirlas situación de refugiado.

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