«Esta es una historia desalentadora para cualquiera que quiera ser actor, porque nunca pensé que quería ser actor, pero me enamoré de la actuación», dijo Sarandon en la entrevista de Vanity Fair. «Así que esto te muestra lo estúpido que es actuar». En ese momento, era su esposo Chris quien estaba audicionando para películas y simplemente necesitaba un compañero de escena. Así que fue a buscar un agente e hizo algunas audiciones. De repente, fue ella la que llamó la atención en lugar de su marido.
Fue elegida para la película «Joe», donde interpretó a una joven adicta a las drogas. La película tuvo mucho éxito para la pequeña producción que era, lo que le brindó a Sarandon más oportunidades. «Y debido a que fue un gran éxito, no necesariamente una película brillante, ni yo necesariamente sorprendente, pero definitivamente me abrió la puerta para otros trabajos de bajo nivel», dijo Sarandon. Incluso con su carrera ahora con un buen comienzo, dice que todavía no estaba completamente comprometida con el arte. «Supongo que siempre vi mi carrera como un medio para un fin, no un fin en sí mismo. Así que por primera vez, no sé cuántos años, solo estaba pagando la deuda de mi escuela con la actuación».
Alguien que comienza sin mucho interés en la actuación como profesión y tiene una carrera larga y exitosa que persiste hasta el día de hoy puede leerse tanto con optimismo como con pesimismo. Muestra que el mundo del espectáculo puede ser «estúpido», como lo llamó Sarandon. Algunas personas trabajan toda su vida y nunca obtienen su gran oportunidad, y algunas pueden tener suerte de inmediato, incluso si les falta la pasión que otros tienen. A menudo, quién tiene éxito y quién falla en la actuación se reduce a pura suerte, y la pasión de una persona no puede cambiar su suerte.