Tourcoing y Roubaix celebran los 150 años del Impresionismo


Monet, Pissarro, Renoir, Sisley… Las estrellas del impresionismo desfilan por las paredes del MUba Eugène-Leroy, el Museo de Bellas Artes de Tourcoing (Norte), hasta el 24 de junio, en el marco de la exposición “Pintar la naturaleza”. “Medimos el regalo que se nos hace”, saluda con ojos brillantes a la directora Mélanie Lerat. Se trata de nada menos que cincuenta y ocho obras prestadas por el Museo de Orsay que, para celebrar el 150º aniversario del impresionismo, organiza una gira por Francia de sus amplias colecciones.

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El famoso Balcón (1868-1869), de Edouard Manet, fue enviado a Burdeos, y su no menos célebre Pífano (1866) en Montpellier. la urraca (1868-1869), de Claude Monet, vuela hacia Clermont-Ferrand, mientras el Fiesta en el bote (1878), de Gustave Caillebotte, un tesoro nacional adquirido en 2023 por la friolera de 43 millones de euros gracias al patrocinio del grupo LVMH, atraca en Nantes.

En total, se enviaron 178 obras a una treintena de ciudades, una novedad en la historia del museo. “Jugamos el juegoda la bienvenida a Christophe Leribault, ex presidente (2021-2024) de Orsay, ahora responsable del Palacio de Versalles. La idea era que cada museo obtuviera el trabajo que deseaba. »

En el visor de Darmanin

Sin embargo, fue Tourcoing quien se llevó el premio mayor. Porque el paso a dos entre la ciudad del norte y el museo parisino comenzó mucho antes de que se produjera la gran explosión impresionista. Los primeros intercambios se remontan a 2019. Gérald Darmanin, entonces ministro de Acción y Cuentas Públicas, convenció al entonces presidente de Orsay, Laurence des Cars, para crear una asociación con el MUba de Tourcoing, ciudad donde ocupaba la presidencia. de alcalde de 2014 a 2017, antes de renunciar a él debido a múltiples mandatos.

El actual Ministro del Interior sabe que debe su ascenso político a su victoria en las elecciones municipales de 2014, que desplazaron el antiguo bastión socialista hacia la derecha. También es consciente de que la estatura nacional requiere éxito local. El elegido siempre regresa a su tierra, convencido de distinguir lo que funciona y lo que no, incluso en materia cultural.

En el diario regional La voz del norteGérald Darmanin hizo este diagnóstico devastador en 2018: “Tourcoing nunca ha podido elegir entre Le Fresnoy [à la fois centre d’enseignement et de diffusion des arts contemporains]La gran mezcla [salle de concerts], el museo, el Atelier lyrique… Por eso no se ha forjado una identidad. » Cuando llegó al mando, en 2014, quiso dejar su huella, yendo en contra de los círculos culturales.

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