Tras la entrada de la beluga en la esclusa, la prefectura de Eure ordenó su cierre y prohibió la navegación hasta nuevo aviso. Sin embargo, Lamya Essemlali, presidenta de la ONG Sea Shepherd, teme que esta situación represente «un riesgo de estrés adicional» para el cetáceo. Sin embargo, espera que esta nueva ubicación facilite la alimentación del mamífero marino. Varias operaciones se han llevado a cabo hasta el momento, sin ningún éxito.
“Nos gustaría que comiera, pero si no reacciona positivamente se va a complicar”, explicó Lamya Essemlali sobre el animal, seguido por drones y que aparece muy delgado en varias fotos difundidas por la ONG. El presidente de la organización también se mostró pesimista sobre las posibles consecuencias si el cetáceo sigue negándose a alimentarse. “Los veterinarios especialistas en ballenas beluga nos dicen que debemos actuar con rapidez, su estado de delgadez es muy avanzado, y sacarlo del agua para brindarle cuidados promete ser muy difícil”compartió.