Dario y Asia Argento: «Con la crisis sanitaria los cines se han vaciado como iglesias»


Escribió, en las décadas de 1970 y 1980, una de las páginas más suntuosas del cine de terror, con elegantes y venenosas pesadillas llamadas Los escalofríos de la angustia (1975), suspiria (1977), infiernos (1980), Oscuridad (1982) o fenómeno (1985). Continúa hoy, contra viento y marea, disparando giallo, estos thrillers italianos con estallidos de violencia ritual, como su última obra, Gafas negras (2022).

Si la etiqueta del género ha enmascarado en ocasiones su verdadera aportación, Dario Argento, de 81 años, es ahora reconocido como un gran creador de formas, un esteta refinado, aficionado a la arquitectura, la pintura y la ópera. Alguien que erigía sus películas como grandes catedrales del terror, jaulas de inquietantes vidrieras de colores.

Un subconjunto más secreto se abre en el corazón de su obra: los seis cuentos de hadas psíquicos que filmó con su hija Asia Argento, una actriz volcánica de 46 años, figura importante del cine de autor internacional, también directora de ‘una película íntima y burbujeante’. triplete (diva escarlata, en 2000, El libro de Jeremíasen 2004, Incomprendido, en 2014). La Cinémathèque française, en París, recibe juntos al padre y a la hija para una retrospectiva del maestro de la giallo vigente hasta el 31 de julio.

¿Cómo va la gira de tus películas, restauradas por Cinecittà?

Darío Argento: Acabo de volver de Nueva York y del Lincoln Center, donde acaban de mostrarse. De mis veinte películas, diecisiete han sido restauradas, incluidas cuatro en 4K [standard technique de haute définition numérique]. En el Instituto Cultural Italiano tuvo lugar un encuentro con el público, moderado por el historiador de cine Rob King, que estudia mis obras. Dijo que yo había estado filmando películas durante cincuenta y tres años. giallo, ¡eso es más tiempo del que John Ford había dedicado a hacer westerns!

¿Cómo ve cada uno el trabajo del otro?

Asia Argento: Veía las películas de Darío cuando era pequeño, incluso demasiado pequeño: tenía 5 años cuando vi Los escalofríos de la angustia. Más que formado, diría que me han deformado, en el sentido de una contrainiciación. Dieron forma a mi sentido estético, forjaron mi comportamiento inconformista como artista, me convencieron de tomar un camino hiperpersonal. Dario siempre ha sido un ejemplo para mí: su trabajo, su forma de hablar en las entrevistas, su forma de presentarse ante el mundo, sin intentar nunca complacer a los demás. La tozudez que puso en dar forma a sus ideas, a sus obsesiones, a sus pesadillas. Sin comprometerse nunca.

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