El Papa Francisco, de 87 años, canceló a última hora el viernes su participación en el Vía Crucis en el Coliseo de Roma, en medio de persistentes preocupaciones sobre su estado de salud. «Para preservar su salud con vistas a la vigilia de mañana y a la misa del Domingo de Resurrección, el Papa Francisco Seguirá esta tarde el viacrucis en el Coliseo desde la Résidence Sainte-Marthe», anunció el Vaticano en un comunicado de prensa.
Las preocupaciones de salud del Papa
En el momento del anuncio, que se produjo apenas unos segundos antes del inicio de la ceremonia, los organizadores retiraron la silla del Papa de una colina frente al Coliseo. El jesuita argentino ya había cancelado su participación en 2023 por motivos de salud, pocos días después de una internación de tres días por bronquitis, pero esta decisión había sido comunicada con antelación, a diferencia de esta vez. Frente al espectacular escenario del anfiteatro romano iluminado, miles de fieles de muchos países, a menudo con velas en la mano, se reunieron en silencio para presenciar este momento culminante de la Semana Santa que precede a la Pascua.
El viernes por la tarde, el jefe de la Iglesia católica presidió la misa del Viernes Santo en la Basílica de San Pedro del Vaticano, tal como estaba previsto. El domingo por la mañana deberá presidir la misa de Pascua de Resurrección en la Plaza de San Pedro antes de dar la bendición «Urbi et Orbi» («A la ciudad y al mundo»), durante la cual suele repasar los conflictos internacionales. Jorge Bergoglio, que utiliza silla de ruedas, ha sufrido en los últimos años una serie de problemas de salud, entre ellos rodillas, cadera y colon. También se sometió a una cirugía abdominal en junio y canceló su viaje a Dubai para la COP28 en diciembre debido a una bronquitis.
En los últimos días se ha visto obligado en varias ocasiones a delegar la lectura de varios discursos por motivos de salud.