«Children of Men» se abre en un café de Londres donde los clientes se apiñan alrededor del televisor, viendo un informe de noticias sobre la muerte de ‘Baby’ Diego Ricardo, la última persona en nacer antes de que la epidemia de infertilidad se apoderara por completo. Todos en la tienda están devastados, aunque Diego no ha hecho nada notable con su vida, su mera existencia era un símbolo de la juventud que el mundo ha ido perdiendo lentamente, día a día.
Aunque a Theo no le importa. Entra, toma su café y se va sin apenas mirar la televisión. Puede parecer frío, pero también es lo que le salva la vida. No más de 30 segundos después de que sale de la cafetería, haciendo una pausa para verter un poco de licor en su café, la tienda explota. Esto no solo es una parte efectiva de la construcción del mundo, estableciendo sin palabras que este es el tipo de sociedad donde los asesinatos sin sentido pueden ocurrir en cualquier momento, sino que también es un argumento convincente a favor de la apatía. A Theo no le importa nada, así que puede vivir otro día.
Incluso más allá de la pura supervivencia, la apatía de Theo es un mecanismo de supervivencia comprensible para el mundo que lo rodea. Perdió a su único hijo en una pandemia de gripe. No puede caminar por la calle sin ver o escuchar algún tipo de abuso de los derechos humanos o sufrimiento humano extremo. No hay mucho que Theo pueda hacer por ninguna de estas personas individualmente, y mucho menos por todas. ¿Realmente puedes culparlo por desconectarlo todo? Su actitud es solo una versión un poco más dramática de lo que la gente hace hoy día a diario. Es el equivalente en persona de ver una noticia trágica en su feed de Twitter y pasar de largo.