The Handmaid’s Tale Temporada 5 Episodio 7 Revisión: June vs Serena en tierra de nadie


Se sintió bien ver a June sentirse bien mientras caminaba en cámara lenta por el pasillo del hospital, después de haber tomado la mano que le ofrecía su viejo enemigo. El rostro de Elisabeth Moss mostró una satisfacción soñadora similar a cuando despedazó a Fred, pero esta vez estaba menos trastornada, más en control y mucho más en paz. Mostró cómo ha cambiado junio desde el comienzo de esta temporada. Esta vez, no se deleitó al ver la sangre de un Waterford en sus manos, la vista sacudió su conciencia y la obligó a salir de ese auto y regresar al granero.

Por supuesto, hizo toda la diferencia que la sangre viniera del parto. Como June le dijo a Serena, ella no estaba ahorrando su, ella estaba salvando al bebé Noah. Pero a diferencia de Gilead en esos flashbacks de la muerte de Ofclarence, June no estaba dispuesta a tratar a una madre recién nacida como si fuera desechable. Para June, Noah y Serena pertenecen juntos como todos los bebés y las madres pertenecen juntos. Tomar al niño y dejar morir a la madre es el estilo de Gilead, no el de ella.

Ese fue el clímax de la catarsis de June, comparable a su discurso en la corte en ‘Testimonio’ ​​de la temporada pasada. Impulsada por los desvaríos de Serena sobre la voluntad y los vasos de Dios, y recordando los balbuceos de la tía Lydia sobre lo mismo, June la confrontó con la deshumanización de las Criadas por parte de Gilead. “Importábamos, éramos personas, somos personas, tenemos vidas”. La disculpa de Serena fue irrelevante: se trataba de recuperar la individualidad que Gilead había despojado de Handmaids, como se resume en el cuerpo de Ofclarence que fue sacado de esa grotesca sala de partos como basura mientras las Esposas arrullaban su nuevo juguete.

Fue un episodio intenso, impulsado por dos actuaciones que ahora solo esperamos que sean extraordinarias y nunca nos decepciona. La escritora Rachel Shukert encontró lugares útiles para bajar el tono del techo de vez en cuando. La mordaza de June «Quizás tengan un pesebre» fue una, mientras que la cara de ‘sí, claro’ de Serena ante la mención de la evolución, y los ojos en blanco de June ante la protesta de antibióticos de Serena fueron otras. Son bastante el doble acto.

Fue emocionante ver a estos dos interactuar en un escenario donde June tenía todo el poder y luego lo usó no para castigar sino para ser mejor. Todo lo condujo a ese último apretón de manos en la cama del hospital, un solo gesto que significó el cierre de años de dolor. Hasta que… Lucas.

Serena tenía razón acerca de que Luke Bankole era un buen hombre, pero bueno no es igual a santo. El cuento de la criada La temporada 5 se ha ocupado de traer la experiencia de Luke más a esta historia, presumiblemente para este momento exacto, uno en el que su ira legítima sin saberlo sabotearía la trascendencia de June.



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