Titan drama: a pesar del despido, ¿se puede demandar a la empresa OceanGate?


Thibaud Hue, editado por Gauthier Delomez / Créditos de las fotos: Jason Redmond / AFP

Una empresa que aparece en los titulares a pesar de sí misma. La empresa estadounidense OceanGate Expeditions era propietaria del Titán, el sumergible a bordo del cual murieron cinco pasajeros tratando de llegar a los restos del Titanic. Este sufrió el domingo una implosión de unos 2.000 m de profundidad, lejos de los 4.000 m necesarios para visitar el mítico transatlántico. Varias voces se habían levantado, mucho antes de esta desastrosa expedición, para exponer la negligencia de seguridad.

CEO de OceanGate ‘muy consciente de la seguridad’

Hace cinco años, un ejecutivo de la empresa fue despedido luego de expresar dudas sobre la seguridad del submarino, sobre su capacidad para resistir la presión, particularmente en el ojo de buey. Unos cuarenta científicos también habían advertido sobre los riesgos de un enfoque experimental no aprobado.

Argumentos que no quiere escuchar uno de los cofundadores de OceanGate, Guillermo Sohnlen, entrevistado el viernes por la mañana en Times Radio. Afirma que Stockton Rush, el director ejecutivo de la compañía que murió en la implosión, estaba tomando todas las precauciones. “Estaba muy atento a la seguridad. Sabía prever a la perfección el peligro y conocía la dificultad de realizar una operación en el fondo del mar”, asegura, y continúa: “Sé por experiencia que éramos extremadamente apegados a la seguridad y que la mitigación de riesgos era una parte clave de la cultura de la empresa».

Imposibilidad de consentir en cometer un delito contra la propia persona

Para protegerse, la empresa hizo firmar una renuncia antes de la inmersión. Un reportero de CBS informa que durante un viaje el año pasado a bordo del Titán, pudo leer este documento en el que la palabra «muerte» está estipulada tres veces en la primera página. Según el abogado penalista Alexandre Lazarègue contactado por Europe 1, esta descarga sigue siendo insuficiente para proteger a OceanGate de posibles ataques legales. “El contrato estaba destinado a permitir que las personas viajaran bajo el mar, accedieran a un sitio, lo visitaran y regresaran con vida”, explica.

El abogado añade que «el homicidio, poner en peligro a otros son delitos penales y es absolutamente imposible consentir en la comisión de un delito en su propia persona». «Si ha puesto en peligro deliberadamente la vida de otros por negligencia grave, puede asumir su responsabilidad penal. Esto se aplica tanto en el mundo anglosajón como en el territorio de la Unión Europea», explica Alexandre Lazarègue. Por el momento, ninguno de los familiares de las víctimas ha presentado una demanda contra la empresa.



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