Ya de adolescente, Michi Inzinger (42) de Bavaria descubrió su amor por Burgenland a través del surf. Unos días en el lago Neusiedl siempre valían la pena. En 2003, sus padres compraron una antigua bodega en Mörbisch, la renovaron y la usaron como casa de vacaciones. A partir de entonces, Inzinger ocupó la casa todos los veranos para cabalgar las olas y por la noche para degustar uno o dos vinos finos de la región.
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