Por suerte para Ridley Scott y EEG, la toma de apertura y la película en general quedaron geniales. Más que genial, de hecho. Sigue siendo una de las películas de ciencia ficción más influyentes de todos los tiempos, en gran parte debido a sus innovadores efectos visuales encabezados por el ahora legendario Douglas Trumbull.
El equipo de Trumbull, obligado a idear soluciones ingeniosas para sus problemas de presupuesto, creó tomas que realmente han superado la prueba del tiempo utilizando todo tipo de soluciones de efectos visuales. Como observó Adam Savage, solo en la toma de «Hades», hay «fibra óptica, hay bulbos de granos de trigo, hay transparencias con luces detrás de ellos», junto con el trabajo mate para imponer las llamas en la toma. Se usó una mesa de 15 pies por 8 pies para construir el sombrío paisaje futurista, que usó modelos de latón con grabado al ácido como edificios. El resultado final que se ve en la película se capturó en la cámara usando múltiples exposiciones, un enfoque que ayudó a dar a las tomas a lo largo de la película una sensación realista.
Todo eso es bastante impresionante para una película a la que se le dio menos de la mitad de lo que necesitaba para lograr tomas de efectos visuales tan extravagantes. Y aunque la película no tuvo mucho impacto en la taquilla y fue descartada en gran medida por los críticos inicialmente, ahora es ampliamente considerada como una de las mejores películas de ciencia ficción del siglo XX. Y es algo bueno, también. Creo que prefiero vivir en el paisaje infernal de Los Ángeles de Ridley Scott que en un mundo donde este tipo de arte no es apreciado.