Techo, financiación… Estos obstáculos al lanzamiento de nuevas centrales nucleares


Margaux Fodéré, editado por Alexandre Dalifard

El gobierno está poniendo el paquete sobre la energía nuclear. El lunes llega a la Asamblea un proyecto de ley para agilizar los trámites administrativos. Una iniciativa conjunta de Pôle Emploi y la Universidad de Profesiones Nucleares. Pero todavía hay dos grandes obstáculos para este nuevo proyecto nuclear: el techo de energía nuclear y la financiación.

Así es el lanzamiento este lunes de la semana de empleos en el nuclear. Una iniciativa conjunta de Pôle Emploi y la Universidad de Profesiones Nucleares para reclutar. Y por una buena razón, el gobierno está poniendo el paquete sobre la energía nuclear. Llega proyecto de ley a la Asamblea para agilizar trámites administrativos. Pero todavía hay dos grandes obstáculos para este nuevo proyecto nuclear.

Un techo de 63 gigavatios

La primera es que la ley actual impide la construcción de un nuevo reactor. Se trata de la Ley de Programación Plurianual de 2018, decidida por el propio Emmanuel Macron. Establece un techo para la energía nuclear en Francia, recuerda Nicolas Goldberg, experto en energía de Colombus Consulting. «63 gigavatios es el equivalente del parque actual y de Flamanville 3 cuando estará en servicio». Hoy, este techo ya está casi en su máximo.

Para que cambien las reglas habrá que esperar a la primavera y una nueva ley de programación plurianual.

Más de 50 mil millones de euros por encontrar

El otro problema es la financiación: hay que encontrar más de 50.000 millones de euros para los seis nuevos reactores. Pero no estamos hablando de una inversión puntual. Sin duda habrá varias fuentes de financiación. Por ejemplo, EDF puede endeudarse durante varios años, tomando pequeñas cantidades prestadas cada año. El grupo también puede vender activos que posee en el extranjero, como su filial italiana Edison, por valor de 8.000 millones de euros. También hay otra pista que ha estado circulando últimamente: aprovechar los ahorros favoritos de los franceses, el livret A.



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