[2/2] Spinoza, el hombre que mató a Dios

Escuche el resto de la vida de Spinoza contada por Virginie Girod en una historia en colaboración con las ediciones Hervé Chopin, que publican la última novela de José Rodrigues Dos Santos, “Spinoza, el hombre que mató a Dios”.

Con apenas 24 años, Spinoza fue excomulgado de la comunidad judía por sus posturas filosóficas que cuestionaban la figura de Dios. El joven filósofo se ganó muchos enemigos. En el otoño de 1656, fue objeto de un ataque con cuchillo. No está herido, pero observa con horror cómo su abrigo queda desgarrado en gran medida por el mordisco de la espada. Spinoza conservará esta prenda toda su vida para recordar que debemos ser cautelosos ante el fanatismo religioso.

Prudentemente, publicó de forma anónima el “Tratado Teológico-Político” en el que se negaba a permitir que los hombres de la Iglesia impusieran creencias dogmáticas. ¡Pero sus posiciones son entonces suficientemente conocidas como para que la identidad del autor no siga siendo un misterio por mucho tiempo! Debido a su importancia política, el libro fue censurado. Spinoza fue llamado ateo, una acusación grave para la época.

Spinoza ya ha comenzado a formalizar su pensamiento sobre Dios en el libro que está escribiendo actualmente, “La Ética”. Allí encontramos su famosa máxima “Deus sive natura”, (“Dios, es decir Naturaleza”) Según Spinoza, Dios no tiene figura humana. Más bien, es una sustancia omnipresente que envuelve todo lo que existe. Implícitamente, Spinoza cuestiona la idea de un creador divino. Su pensamiento muy vanguardista inspiraría más tarde a Nietzsche, así como la filosofía materialista según la cual la felicidad está en la tierra. Devastado por una enfermedad pulmonar, Spinoza murió el 20 de febrero de 1677, a la edad de 44 años. La mayoría de sus escritos se publican póstumamente. Spinoza creía que la mente moriría con el cuerpo. Sin embargo, le dio una forma de inmortalidad a su espíritu a través de su trabajo.

Temas tratados: filosofía, Spinoza, religión judía, ética